En torno al
Palacio de Topkapi (Turquía) existen muchas leyendas y curiosidades, pero hay
una que llama especialmente la atención. Se dice que cuando el sultán de turno
llamaba a su presencia a algún visir que hubiera cometido alguna falta grave
era llevado a este suntuoso palacio y de inmediato un sirviente le servía un
sorbete bien fresquito. Si el contenido era de color blanco significaba que el
sultán le perdonaba. Pero si era de color rojo… ¡ya podía darse prisa! Al
sentenciado a muerte entonces se le daba la oportunidad de correr trescientos
metros hasta el lugar de ejecución. Si llegaba antes que el verdugo se le
perdonaba la vida, pero si se retrasaba inmediatamente se le cortaba la cabeza.
Con este sistema tan curioso el sultán Selim I llegó a ejecutar a siete
visires, y tan de moda se puso esta pena de muerte que sus súbditos, cuando se
enfadaban con alguien decían lo siguiente: “¡Qué te vuelvas visir de Selim!”