lunes, 21 de marzo de 2016

VIAJES POR EL ANTIGUO IMPERIO ROMANO - Jorge García Sánchez



Aunque nos parezca raro, a ojos de un hombre del siglo XXI, ya en la antigüedad se viajaba por todo el mundo conocido. Los viajes por placer, de un lado al otro lado del Mediterráneo, las visitas obligatorias de carácter oficial a uno u otro monarca o las expediciones militares eran algo habitual en aquellos tiempos. En la antigüedad, sobre todo griegos y romanos,  viajaban por toda la tierra habitada, o ecúmene, y describían todo el mundo conocido, todo lo que veían mediante tratados o mapas para, por un lado incitar a que los demás viajaran, o por dejar reflejado como era aquel universo donde se movían ya fuera en rápidos barcos mercantes, lentos carromatos, o a pie en cuidadas vías que iban desde el misterioso Oriente hasta el funesto Oeste, la  Tierra de los Muertos. Normalmente los libros de Historia nos muestra que tal ejército, o tal personaje relevante se encontraba en cual sitio, como por arte de magia, sin en ningún momento precisar cómo había llegado allí, y que medio de transporte había utilizado. Es como si se tele transportaran de un lado a otro por el mundo. Así pues, para completar esas lagunas históricas, el investigador y profesor de arqueología Jorge García Sánchez nos ofrece el siguiente libro: Viajes por el antiguo Imperio Romano, editado por Nowtilus en 2016.
(Continuar leyendo la reseña)


A través de sus páginas el autor nos enseña cómo fueron esas exploraciones, fueran de tipo militar o científico, y los tours temáticos por las grandes maravillas de la antigüedad, siguiendo en todo momento el caminar de grandes exploradores, aguerridos soldados que conquistaban el mundo al ritmo de sus propias caligae, o peregrinos que buscaban con ansia la sabiduría de punta a punta del Mediterráneo. Pero para que estos viajes se produzcan de manera fructífera, los romanos sobre todo, supieron construir toda una red de carreteras o vías que incluso hoy en día todavía son utilizadas y reutilizadas en muchas partes de Europa y Asia. Jorge García Sánchez nos muestran cuáles eran, como se construían en consonancia con las necesidades comerciales o militares del momento, y cuáles eran los medios de transporte que transitaban por encima de sus piedras pulimentadas. Así mismo también nos explica el otro medio de viajar que existía, por mar. Gran número de barcos se movían ya fuera por mar abierto o cerrado e igualmente diversas eran las rutas que estos intrépidos capitanes seguían para hacer llegar la mercancía, ya fuera material o humana, a tierra.
Pero los caminos no eran simplemente líneas rectas en un horizonte sin vida. Los caminos secundarios como las vías principales estaban atestadas de hoteles, bares, stabula o mansiones de placer que al igual que hoy en día permitían al viajero descansar de un largo viaje. Nos describe el libro cómo eran y que servicios prestaban cada una, en qué miliario estaban puestas y como se anunciaban para, de esta manera, atraer clientes. Además Jorge García Sánchez nos muestra cómo esta gente no se lanzaba a los caminos a tontas y a locas sino que lo hacían utilizando mapas detallados y rutas fijadas en guías de viajes hechas por otros insignes viajeros. Ya fuera en tela, pergamino, papiro o incluso tabla éstos se dejaban aconsejar por gente como Pausanias, Estrabón, Elio Galo, pues sabían que esas recomendaciones eran de fiar y les mostraba no solo como llegar de un lado a otro del lugar deseado sino que también les hablaba de las costumbres de la zona, qué comer y cómo comportarse allá donde fueran. Es decir, como las guías Michelín de hoy en día.
En verdad leer Viajes por el antiguo Imperio Romano es todo un placer para los sentidos pues nos acerca a un mundo poco explorado en la historiografía actual. Conozca cómo se movían en la antigüedad y pásmense al descubrir que algunas veces no era tan distinto a como lo hacemos hoy en día. De la mano de Jorge García Sánchez sepan como eran los medios de transporte, y las curiosidades y supersticiones que había en los viajes. Un periplo por la geografía de la Antigüedad que, se lo aseguro, les va a levantar ganas de emprender algún que otro  viaje en breve. Ya lo verán.