miércoles, 21 de septiembre de 2016

BUSCANDO LA INMORTALIDAD



El primer emperador de China Qin Shihuang Di (260 – 210 a- C) era una persona obsesionada con la inmortalidad. Su mayor miedo era dejar esta vida, y por eso no dudaba en seguir los consejos de cualquier astrologo, alquimista o mago que hubiera cerca de él. Tan crédulo era que si alguno de ellos le decía que la corte al completo debía vestir de negro porque las constelaciones lo dictaban así, decretada que todas las personas se pusieran ropas oscuras pues este color se correspondía con el agua, que era el elemento protector de la dinastía Qin. ¡Hasta la ropa interior debía ser negra! Como se puede ver este gran emperador hacía caso a cualquier charlatán que hubiera en China. Pero según cuenta las crónicas su miedo fue más allá pues en su obsesión por ser eterno mandaba regularmente al mar una gran cantidad de barcos llenos de jóvenes chinos con la esperanza de que alguno arribara a las famosas Islas de la Inmortalidad y traerle la pócima que eludiera la muerte. Obviamente ninguno de ellos se la trajo y por eso desesperado sustituyó esa añorada pócima por bebedizos hechos de mercurio, que según los magos de la corte le iban hacer vivir muchos años. Y claro está este hábito lo llevó directamente a la tumba.