martes, 2 de mayo de 2017

EL BOMBARDEO DE LA BASÍLICA DEL PILAR



Al comienzo de la Guerra Civil Española, precisamente el 4 de agosto de 1936,  un avión republicano pilotado por el alférez Manuel Gayoso tomó rumbo hacia Zaragoza y cuando pasaba por encima de la Basílica del Pilar arrojó un total de cuatro bombas con la idea de destrozar uno de los símbolos católicos más importantes que existen en España. Dos de las cuatro bombas dieron en el blanco, otra  cayó en la plaza mientras que la cuarta fue a parar a las aguas del Ebro. Pero lo que más llama la atención es que a pesar de la buena puntería del aviador ninguna de ellas estalló. ¿Pudo tratarse de un milagro? Pues no. Según parece las bombas utilizadas por el alférez Gayoso estaban preparadas para estallar cayendo desde algunos cientos de metros, pero en cambió él las arrojó solamente desde 150 metros de altitud, y por eso no se activaron. La milenaria Basílica quedó indemne del bombardeo, e incluso la que impacto contra la plaza solo dejó una fractura en forma de cruz que al poco tiempo fue rellenada con mármol y una fecha indicando el día que sucedió el hecho. El único desperfecto de relevancia fue que una de las bombas que entraron en el templo lo hizo por el marco de una de las pinturas al fresco titulada La Adoración del Nombre de Dios realizado por Goya en 1772. En la actualidad pueden verse las dos bombas expuestas en la base de dos pilares del templo.