Siempre se
tiende a pensar que los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki fueron los más
devastadores de la Historia, pero realmente el ataque no nuclear más letal fue
el ocurrido en Tokio entre el 9 y 10 de Marzo de 1945. Durante esos dos días
más de 300 bombarderos B29 arrojaron unas 1700 bombas incendiarias de napalm
sobre la ciudad. A consecuencia de ello, y debido a que muchas casas eran de
madera, se originó un incendio tan grande que en su epicentro se llegó a alcanzar
una temperatura de 980º, a la vez que se destruían 42 km cuadrados, casi un
cuarto de Tokio. En total esa lluvia de fuego acabó con la vida de 100.000
personas y mutiló a más de un millón. Las incursiones del 9 y 10 de Marzo están
consideradas como los bombardeos no nucleares más mortíferos ya que mató a un
gran número de civiles de forma inmediata, en el acto. ¡Más que los producidos
en Hiroshima y Nagasaki juntos! Tal fue su magnitud que hoy en día se siguen
encontrado en la ciudad nipona alrededor de 70 bombas al año.