Una de las cosas
que siempre me han llamado la atención de un castillo medieval son las
escaleras, en concreto las escaleras de caracol. Si en breve acuden a uno no se
pierdan este detalle y observen lo empinadas que son. ¿A qué responde que
tengan los escalones tan altos o que el espacio hasta la pared sea tan
estrecho? Pues a que como todo castillo cada elemento de la construcción estaba
destinado para su defensa. Obviamente cuando un guerrero quería tomar un
castillo debía ir desde abajo hacia arriba, mientras que el señor del lugar
siempre estaba en lo alto a la espera el sitiador. Así que cuando el susodicho
guerrero subía por una de esas empinadas escaleras de caracol se encontraba con
un problema muy serio. Éstas, casi siempre, giraban hacia la derecha, y como
normalmente el atacante era diestro (aunque alguno habría zurdo) la disposición
de la escalera le impedía el movimiento natural de la espada. Es decir que se
quedaba sin espacio para manejarla, mientras que los defensores podían lanzar
mandobles de arriba a abajo a placer provocando una gran mortandad entre los
atacantes.