Seguro que a las
nuevas generaciones que leen estas anécdotas, ésta, en concreto, les puede pillar con el paso cambiado pues
deben de conocer que antes de que existiera la moneda única europea, el euro
para más señas, en España se utilizaba una
pieza llamada peseta. Concretamente desde 1868 hasta el 2002. Pues bien, si
rascamos un poco más en la Historia de nuestro país antes de la peseta, en el
siglo XIV, el reino de Castilla
introdujo una moneda de curso legal llamado Real, también conocida como real de
a 8 debido a que su valor más conocido fue el de ocho reales. Pero cuando en
tiempos de Felipe II el sistema económico quebró en distintas ocasiones el real
de a ocho redujo su valor a la mitad frente al real americano, también llamado
peso, el cual siguió conservando su valor original. Es por ello que al peso de
las colonias americanas se le comenzara a llamar peso fuerte o peso duro. Finalmente,
en Gerona, en 1808 debido a la influencia del peso colonial se empezaron a
acuñar una serie de monedas que tenían un valor monetario de cinco pesetas
llamadas duros de plata, y de ahí que a partir de entonces a las piezas con
este valor se las conociera también como “duros”.
miércoles, 31 de octubre de 2018
martes, 30 de octubre de 2018
¿EN QUE CONSISTÍA LA DEVOTIO IBÉRICA?
En la antigüedad,
autores griegos y romanos como Estrabón o Plutarco nos mostraron un pacto muy
peculiar que se producía entre los guerreros íberos: la llamada devotio ibérica. Se trataba de una
especie de clientela militar en la que un guerrero íbero, tras pronunciar un
juramento sagrado, se ponía bajo las órdenes de un caudillo consiguiendo de una
tacada protección frente a sus enemigos además de un rango social más elevado que
le acercaba a la aristocracia. Pero a cambio este guerrero se comprometía a dar
su vida por él en el campo de batalla, y si su padrino moría en ella a
suicidarse allí mismo. Vemos que era un juramento terrible, que, curiosamente,
fue aprovechado por los generales romanos para rodearse de una aguerrida escolta
íbera leal a su persona y fiel hasta la muerte.
lunes, 29 de octubre de 2018
BREVE HISTORIA DEL BARROCO - Carlos Javier Taranilla de la Varga
Después del
invierno medieval llegó el Renacimiento con una nueva visión del mundo, del
hombre y del arte. Las líneas son claras, luminosas, funcionales, a la moda de
los antiguos. Todo parece diáfano hasta que a partir del siglo XVII algo empieza
a cambiar en el mundo occidental. Europa es sacudida por el terremoto de la
Reforma y su antagonista la Contrarreforma católica y aquellas líneas y
pensamientos tan directos comienzan a curvarse y llenarse de una emoción
religiosa que parecía desterrada un siglo antes. Asistimos al nacimiento de un
concepto, una época, y una forma de pensar conocida universalmente como
Barroco, que durara, más o menos, desde el siglo XVII hasta mediados del XVIII
en el que de nuevo la diosa Razón y el Rococó acabará con el exceso de siglos
anteriores. El tiempo que dura el Barroco es un tiempo fluctuante y algunas
veces difícil de explicar por lo ornamentado y recargado que es, así que para
ello es fundamental recurrir al ensayo Breve
Historia del Barroco escrito por el especialista en Arte, Carlos Javier
Taranilla de la Varga.
El barroco, apelativo despectivo utilizado
ya en el siglo XVIII para designar aquello que no es clásico ni equilibrado,
nace en Italia en un momento en que las espadas de los protestantes y católicos
están en todo lo alto, a la vez que sirve de propaganda política para las
nuevas monarquías absolutas que van naciendo en Europa. De ahí fue saltando a
distintos países acomodándose a la coyuntura del lugar, pero casi siempre
mostrando las mismas características en los distintos campos del saber, ya
fueran artísticos (sobre todo) como funcionales, ya sea el caso de la política.
Mientras que en el movimiento anterior todo era sobrio y directo, el barroco
destaca por dar prioridad al sentimiento, la emoción y a todo lo desorbitado
que emana de las entrañas del autor. Las líneas rectas del Renacimiento se
curvan y existe una preferencia por romper la armonía buscando lo exuberante.
Como ya he dicho, en el barroco importa el pathos,
el sentimiento, que ahonde en el interior religioso de cada ser. Es por ello
que lo podemos considerar, en ciertos momentos, como el arte de la
Contrarreforma, como por ejemplo se pueden ver en las iglesias italianas o
españolas, en las esculturas de amor desaforado al estilo del Éxtasis de Santa Teresa de Bernini, e
incluso en el nacimiento de los famosos pasos de Semana Santa.
El color de sus pinturas, claroscuros, la
decoración excesiva y cualquier juego de artificio imaginativo también sirve al
barroco para ser publicidad y exaltación de las monarquías y de los poderosos.
He aquí como nuestro autor nos lleva de la mano a conocer aquellos Estados y
como era el mundo que en ellos habitaba. Nos extasiaremos observando el lujoso
mundo de Luis XIV y su gran siglo. Pasearemos por el barroco de Flandes,
anglosajón, italiano e incluso encontraremos sitio en el español, a la vez que
conoceremos los vaivenes de autores e intelectuales
como Bernini, Velázquez, Rubens, e incluso Shakespeare. Gran copia de ellos,
sin duda alguna. Breve Historia del
Barroco nos hace recorrer sus vidas y saber cómo era aquel arte para aquel
nuevo mundo en donde la Guerra de Treinta Años, el siglo de Oro español, la corte
versallesca del Rey Sol o la casa de Habsburgo convivían y se odiaban mutuamente.
Un universo retorcido y vibrante que impregnó e hizo florecer al arte y la
cultura en general alumbrando una nueva Europa en continuo crecimiento.
viernes, 19 de octubre de 2018
¿QUÉ ERA EL VOTO DEL FAISÁN?
Es indiscutible
que la caída de la ciudad bizantina de Constantinopla en 1453 a manos de los
turcos otomanos, comandados por Mehmed II el Conquistador, supuso un duro golpe
para la cristiandad. Pero aunque el hecho había sido terrible fueron muy pocos
los que quisieron partir de inmediato a reconquistar la ciudad. Uno de ellos
fue Felipe II de Borgoña, también conocido como el Bueno, quien quiso organizar
ese mismo año una nueva cruzada para recuperar Constantinopla. Con ese fin
reunió en Lille (Francia) a los caballeros del Toisón de Oro y anunciarles que
tenía pensado recuperar una antigua tradición medieval: el Voto del Faisán, el
cual consistía en que los nobles reunidos debían jurar fidelidad sobre esta ave
tan señorial. Se realizaba de la siguiente manera: primero una bella dama traía
en una bandeja de plata un magnifico faisán cocinado y decorado. A continuación
se entregaba el ave al caballero más distinguido quien a su vez lo entregaba a
su compañero del al lado y así, de mano en mano, hasta el último caballero el cual era considerado como el más honrado.
Acto seguido se trinchaba el faisán y se pronunciaba el solemne juramento. Como
curiosidad añadir que en este caso ninguno de los presente lo respeto, aunque, eso sí, aprovecharon para darse un buena
comilona.
miércoles, 17 de octubre de 2018
LA BATALLA DE BOLAS DE NIEVE QUE ACABÓ CON LAS DEFENSAS ESPAÑOLAS
El 8 de Febrero de 1808, en virtud de lo
acordado en el Tratado de Fontainebleau (1807) por el que se permitía paso
franco a las tropas francesas por el territorio español para culminar la futura
invasión de Portugal, un contingente de 2000 soldados galos comandados por el
general D’Armagnac hacía su entrada en la ciudad de Pamplona. En un principio
el general y sus soldados solo podían descansar allí y reponerse del fuerte
vendaval de viento y nieve que les había azotado al pasar los Pirineos. Pero lo
que no sabían las autoridades pamplonesas era que dicho general tenía otra
intención: tomar la Ciudadela.
Para ello
D’Armagnac ideó un plan de lo más curioso. Solicitó hablar con el Virrey y
Capitán General de Navarra, el marqués de Vallesanto, solicitándole un permiso
para que sus gentes pudieran pernoctar dentro de la propia Ciudadela. Y como
sabía que el marqués no tenía potestad para darle ese permiso, mientras éste lo
pedía, ordenó a un selecto grupo de soldados que acudieran desarmados a las
puertas de la Ciudadela para solicitar algunas raciones de comida. La idea era
distraer a la guarnición española que estaba de guardia y en un rápido golpe de
mano ocupar el lugar a la vez que la ciudad.
¿Cómo lo
hicieron? Parece ser que la noche del 15 al 16 de Febrero había caído una gran
nevada, lo que provocó que el comando francés, haciéndose los inocentes,
comenzaran una pequeña batalla de bolas de nieve delante de los soldados
españoles. Éstos, bien porque fueran novatos o porque estuvieran aburridos, se
unieron a la diversión. Pero cuando habían pasado un rato el capitán francés
dio una orden a los suyos y redujeron a los guardianes que en un abrir y cerrar
de ojos tomaron la Ciudadela sin pegar ni un solo disparo.