Es uno de los
lugares más conocidos y famosos del mundo entero. Situado en la isla de Manhattan
(Nueva York), entre Broadway y el East River se encuentra una estrecha calle
conocida como Wall Street en donde se
halla la Bolsa de Valores. Verdaderamente es el corazón financiero no solo de
Estados Unidos sino también de todo el mundo entero. Pero ¿por qué se llama
así? Evidentemente su nombre no le fue otorgado por puro azar sino que detrás
tiene toda una historia muy interesante. Parece ser que en el siglo XVII esta
calle era el límite norte de la ciudad de Nueva Ámsterdam, que con el tiempo
sería rebautizada como Nueva York. En 1652 los colonos holandeses construyeron
una pared de madera y barro para soportar los ataques de los indios Lenape y
los británicos que ansiaban su territorio. Tiempo después, cuando estos últimos
ocuparon la ciudad decidieron en 1699 derribar este muro, aunque conservando el
nombre original. Durante el siglo XVIII creció allí un gran árbol al lado de la
antigua muralla dando cobijo bajo sus ramas a todo tipo de intermediarios,
comerciantes y especuladores que hacían allí sus negocios. Justamente allí fue
donde nació la Bolsa de Comercio de Nueva York.
sábado, 31 de mayo de 2014
viernes, 30 de mayo de 2014
LA GUERRA DE LOS PASTELES
Unos años
después de conseguir su independencia, el gobierno de México tuvo uno de sus
primeros desencuentros internacionales. En este caso con la todopoderosa
Francia. Se sabe que este conflicto que empezó en Abril de 1938 y terminó a
mediados del año siguiente comenzó con una serie de desencuentros derivados de
las protestas del gobierno mexicano con respecto a las ventajas comerciales que
estaban consiguiendo los comerciantes franceses en el nuevo país. Una de las
cosas que más llaman de este breve enfrentamiento es el nombre que se le dio: La Guerra de los Pasteles. ¿Por qué?
Según se cree el detonante de esta mini guerra empezó cuando un comerciante
francés que regentaba un pequeño restaurante se quejó a sus representantes en México
de que un grupo de oficiales del ejercito de Santa Anna no le habían pagado los
pasteles que se habían comido tras una opípara comida. Éstos recogieron esa
queja y la trasladaron a Francia. Esa, y no otra, fue la gota que colmó la
paciencia y condujo a franceses y mexicanos a enfrentarse con fusiles y sables
por una cuenta impagada.
jueves, 29 de mayo de 2014
¡OTRA, OTRA, OTRA!
Cuando Felipe V
se dirigía a Madrid, tras convertirse en el nuevo roi d’spagne, ante los españoles se habría una nueva etapa de
promesas de cambio. Y era tal la felicidad que en muchos lugares por donde
pasaba hacían fiestas y luchaban con ahínco por ver aunque fuera solamente la
mano de su majestad saliendo por una ventana de la carroza. Pero en la iglesia
de un pueblo ocurrió un hecho tan curioso que no nos hemos de olvidar de
consignarlo en la pequeña Historia de España. Sucedió que el Soberano asistió a
la actuación de un coro y le gustó tanto el cantó de aquellos mozalbetes que no
se le ocurrió otra cosa que darles a cada uno, e incluso a su director, unas
monedas como propina. A cambio pidió que le cantarán de nuevo aquella pieza tan
bonita que le había agradado. Rápidamente así lo hicieron y cuando terminaron
este bis el director se inclinó ante el nuevo rey diciéndole lo siguiente:
¿No podría Su Majestad repetir también?
Y, claro, para
no quedar mal delante de toda la corte el joven Felipe V tuvo que apoquinar
otra vez una nueva propina. Fue un alivio que el monarca no pidiera un
concierto entero pues sino se hubiera arruinado antes de llegar a sentarse en
el trono de España.
miércoles, 28 de mayo de 2014
LOS DUELISTAS - Joseph Conrad
Siempre me ha parecido acertado
que las grandes esencias se guarden en frasquitos pequeños. Y mi última
lectura, que les ofrezco hoy aquí, me lo confirma: Los Duelistas, de Joseph
Conrad.
Las personas a las que les gusta el cine
enseguida sabrán de qué va el asunto. Pero a las personas a quienes no les
suene el título les comentaré de qué trata este excelente libro. Primero nos
tendríamos que centrar en el autor: Joseph Conrad. Su nombre real en polaco era
Józef Teodor Konrad Nałęcz-Korzeniowski. Nació el 3 de diciembre de 1857 en
Berdyczów, en la actual Ucrania.
martes, 27 de mayo de 2014
LOS LOROS PIRATAS
Junto con la
pata de palo, el parche en el ojo y la bandera de tibias cruzadas, el loro es
uno de los iconos más famosos en las historias de piratas. Estas aves no son un
capricho de novelistas o pintores sino que en verdad era muy habitual verlos en
hombros de aquellos aguerridos lobos de mar. A los piratas les gustaban los
animales exóticos y preferían los loros porque eran muy vistosos, les podían
enseñar hablar, se podían conseguir a buen precio en los puertos caribeños o
ingleses, y además eran menos sucios que los monos o los perros. Un testigo de
la época nos relata la gran abundancia de loros que existían a bordo:
Eran de colores amarillo y rojo, mezclados
de un bastante tosco, y tenían un parloteo muy gracioso; pocos eran los hombres
que subían a bordo sin la compañía de uno o dos de ellos. Así que con nuestras
provisiones, los baúles, las jaulas para gallinas y las de los loros, nuestros
barcos estaban repletos de cachivaches, con los que pretendíamos navegar.
viernes, 23 de mayo de 2014
SER MÁS FEO QUE PICIO
Dícese de la
persona que por su condición física es muy poco agraciada. Según cuenta Sbarbi
en su Gran Diccionario de Refranes,
Picio fue una persona real, natural de Alhedín (provincia de Granada), y de
profesión zapatero. Un día fue condenado a muerte y justamente cuando se
hallaba en capilla la noche antes de ejecución, un soldado le comunicó que le
habían indultado. Tanta fue su impresión que en poco tiempo se le cayó el pelo,
las cejas y las pestañas, quedándole una cara horrenda llena de tumores y
bultos. Después de esta transformación se mudó a Lanjarón, en donde le
expulsaron debido que no pisaba nunca la iglesia y porque no se tapaba la calva
ni la cara con un pañuelo para evitar que las demás personas con las que se
cruzaba no se asustaran de él. Al final se afincó en Granada donde acabó
pasando sus últimos días de vida.
No hay que
olvidar tampoco que en Andalucía este refrán es más largo e incluso tiene más
retranca: “eres más feo que Picio, a quien, de feo que era, le dieron la Unción
con caña, por lo asustado que estaba el cura.”
jueves, 22 de mayo de 2014
EL ORIGEN DE LA DECLARACIÓN DE LA RENTA
La dichosa
Declaración de la Renta es sin lugar a dudas uno de los calvarios más grandes
que tienen que pasar la mayoría de los españoles una vez al año. Este impuesto
tan odiado ¿Cuándo empezó a cobrarse? Hemos de buscar su origen en la Segunda
República, en una ley promulgada en 1932. Entones se la llamó Contribución
General y fue idea del Ministro de Economía Jaime Carner el cual opinaba que
este impuesto nos igualaba con otras leyes parecidas habidas en Europa y nos
hacía más modernos y solidarios. Después de la Guerra Civil no fue abolida pero
quedó sin efecto hasta 1964 cuando Franco, ante las penurias económicas
derivadas de la dura posguerra, la hizo resucitar cambiándole el nombre por el
de Impuesto General. Las siglas IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas
Físicas) llegó en la década de los 70, y
a partir de 1996 sus beneficios fueron cedidos a las Comunidades Autónomas.
miércoles, 21 de mayo de 2014
UN DEDO DE MENOS
España siempre
ha sido un país obsesionado por venerar las reliquias de los santos. Desde la
Edad Media, ricos y pobres en le Península Ibérica ha hecho lo imposible por
conservar o retener dentro de sus iglesias cualquier trozo de hueso para
mostrarlo a sus fieles y de esta manera ganar prestigio. Uno de los santos más
zarandeados y vapuleados ha sido el santo patrono de Madrid, San Isidro quien
ha lo largo de los siglos ha viajado de un lugar a otro de la capital a las
casas de los más poderosos que han querido beneficiarse de sus santas
cualidades. La obsesión por tener algún hueso de este santo ha sido tan grande
que muchos reyes y reinas se han querido quedar con ellos. Por ejemplo se dice
que en el siglo XIV la esposa de Enrique II de Trastámara quiso arrancarle el
brazo entero para llevárselo a palacio. E incluso Carlos III, a pesar de ser un
monarca ilustrado, también quiso beneficiarse de los poderes del santo y para
ello no dudó en compartir su lecho con la momia de San Isidro para que le
curara una enfermedad.
Pero esta locura
idólatra no supera lo que pasó en el reinado de los Reyes Católicos cuando Isabel
de Castilla decidió viajar a Madrid para rezar al santo labrador. Mientras la
reina y varios miembros de la Corte se postraban ante la efigie de San Isidro,
una de sus damas se acercó al catafalco y al ver que los demás estaban
ensimismados en sus plegarias acercó su boca a los dedos del pies y fingiendo
un beso, de un rápido mordisco se llevó entre sus dientes el dedo pulgar del
pie derecho. Según cuenta la leyenda cuando la comitiva abandonaba Madrid, al
intentar cruzar el Manzanares los caballos no quisieron seguir y aunque se les
azuzó para continuar no consiguieron moverles un centímetro. Al instante se
descubrió el motivo de aquel milagro cuando la
dama sacó de su equipaje aquel dedo huesudo. Rápidamente la reina ordenó
que devolvieran la reliquia de vuelta a la ciudad y la metieran en un saquito
de terciopelo que pusieron alrededor de su cuello. Pero pasaron los siglos y aquel
saquito se perdió sin saberse a donde había ido a parar. Actualmente a San
Isidro todavía le falta el dedo pulgar del pie derecho y así quedará para la
eternidad.
martes, 20 de mayo de 2014
EL VUELO DE DIEGO MARÍN AGUILERA
Siempre se ha
dicho que fueron los hermanos Wright los primeros humanos en volar con un
aparato más pesado que el viento. Y aunque los libros lo dicen así, es justo
desmentir esta afirmación ya que en verdad fue el burgalés Diego Marín Aguilera
(1757 – 1599) quien surcó primero los cielos en la Historia. Diego era natural de
Coruña del Conde (Burgos) y pastor de profesión. De observar el movimiento de
los pájaros es de donde le vino el ansia de elevarse por encima del suelo y ver
el mundo desde lo más alto. En el tiempo libre que le dejaba el cuidado de las
ovejas hacía de mecánico y era tan hábil que no solo era requerido por los
lugareños para que les arreglara algún azadón estropeado sino que también
inventaba herramientas que les facilitara el trabajo.
Un buen día
pensó en construir un aparato volador y ver hasta donde podía llegar. Quiso que
tuviera la forma de un águila gigante y no dudo en ponerle unas alas de dos metros, hechas de varillas de hierro y
forradas de plumas con un sistema articular para guiar la nave. En el centro
puso un fuselaje de madera y un asiento, en donde estaría el piloto, y
finalmente una cola para equilibrar el vuelo. Así pues el 15 de Mayo de 1793
subió el aparato, vestido con un traje emplumado, a la peña más alta del
castillo de Coruña del Conde decidido a volar lo más lejos posible. Ya se lo
dijo a su amigo Joaquín Barbero y su hermana, que hacían de testigos: “Voy a
Burgo de Osma, de allí a Soria y volveré pasados unos días.” Acto seguido se
lanzó, y aunque parecía que se iba a precipitar al vació consiguió volar unas
431 varas castellanas, o 360 metros, que viene a ser lo mismo. (Cien más que
los que consiguieron los hermanos Wright
110 años después). Hubieran sido muchos más pero en mitad de vuelo uno
de los pernos que cogían las alas se soltó lo que produjo que Diego Marín
tuviera que aterrizar forzosamente en un valle cercano. Su amigo y su hermana
lo encontraron allí, sentado en la hierba, junto al aparato volador bastante
enfadado y prometiéndose a si mismo que al día siguiente volvería hacerlo.
Pero no fue así
ya que sus vecinos se mofaron de él e incluso le llamaron loco. Acabaron
quitándole su preciado ingenio y en un prado lo quemaron. En la actualidad,
poco a poco, se está volviendo a recuperar su figura, y desde el 2009 existe en
el Aeropuerto de Burgos una placa homenajeando este hecho. E igualmente no hace
mucho el Ejército del Aire instaló en el pueblo natal de Diego Marín Aguilera
un monumento para que nadie se olvide de este maravilloso precursor de la
aeronáutica en España.
lunes, 19 de mayo de 2014
COMPAÑEROS EN LA OSCURIDAD
Durante los
cuarenta años que estuvo Francisco Franco como Jefe de Estado de España, uno de
los motes que le pusieron (y que nadie se atrevía a decirle a la cara) era Paco Rana, ya que muchas veces aparecía
en el NO-DO inaugurando presas y pantanos por toda la Península para acumular
agua y así evitar la dureza de las sequías, o como él decía en sus discursos
“la pertinaz sequía”. Pero aun así que nadie piense que Franco estaba siempre
inaugurando pantanos todo el día a diestro y siniestro, sino que también
estrenaba otros complejos como por ejemplo centrales eléctricas. Y es
justamente en éstas donde se desarrolla la historia que principio a contarles.
Se cuenta que el día de la inauguración de una central eléctrica en el Pirineo
uno de los periodistas que cubrían el evento acabó perdiéndose por las entrañas
de aquel mastodóntico lugar. Y lo peor de todo es que mientras buscaba la
salida acabó yéndose la luz. Al darse cuenta de la gravedad de la situación no
se le ocurrió otra cosa que decir en alto: “Pues me he perdido y ahora a ver
cómo salgo de aquí”. Al instante, una voz dijo cerca de su oído: “Lo mismo
digo. No se preocupen, ya vendrán”. Efectivamente, al poco rato volvieron a
encenderse las luces y el periodista se quedó asombrado al descubrir que su
misterioso acompañante no era otro que el Caudillo el cual también se había
perdido.
domingo, 18 de mayo de 2014
LAS HORCAS CAUDINAS
Esta expresión
que nos habla de cuando una persona ha caído en un aprieto y que para salir de
él debe aceptar unas condiciones duras y humillantes, proviene de la historia
militar, en concreto de una triste derrota sufrida por los romanos en el 321 a.C a mano de los samnitas. Ocurrió en la
Segunda Guerra Samnita cuando ambos pretendían controlar el Sur de Italia. En
territorio samnita existía un doble desfiladero cerca de una localidad llamada Caudium
por el que los soldados romanos debían pasar para enfrentarse a sus enemigos.
Los cónsules Tito Veturio Calvino y Espurio Postumio que comandaban las tropas
de Roma discutieron el día anterior en si pasar por el centro de los
desfiladeros para llegar más rápido ante el enemigo o rodearlos por las
montañas cercanas y aunque tardaran algo más llegarían de manera más segura.
Pero unos pastores, que en verdad eran espías samnitas, les convencieron para
que fueran directos por el largo desfiladero. Cuando iban a entrar en el
segundo se encontraron con que estaba cegado por un buen numero de troncos y
rocas. Los romanos, al ver que por encima de ellos había muchos samnitas apuntándoles
con arcos y lanzas, decidieron volver atrás, pero igualmente la salida ya
estaba cerrada con el mismo material de antes. Como era lógico los romanos se
rindieron y pactaron las condiciones de paz con los samnitas. Éstos les
propusieron que les dejarían salir vivos de allí si desfilaban pasando todos
medio desnudos bajo un yugo en señal de derrota. Ambos cónsules aceptaron
comenzando una de las mayores humillaciones del ejército romano. Primero
pasaron sus generales y después la tropa al completo bajo un yugo confeccionado
con tres lanzas a modo de puerta. Desde ese día nacieron dos dichos: meterse en las Horcas Caudinas para
hablar de cuando uno cae en una trampa, y hacer
pasar a alguien por el yugo (o aro). De ambas salió la actual expresión Pasar las Horcas Caudinas.
sábado, 17 de mayo de 2014
CIVILIZACIONES PERIDAS - Tomé Martínez Rodríguez
El misterio es la
cosa más bonita que podemos experimentar. Es la fuente de todo arte y ciencia
verdaderos. Albert Einstein
De Egipto, Roma,
Grecia, e incluso Mesopotamia sabemos mucho. Y también tenemos conocimientos
básicos de otras culturas como las precolombinas u oceánicas. Esa pequeña
sabiduría que atesoramos, la que hemos aprendido con datos y fechas exactas
hace que los historiadores, o aficionados a la historia estemos instalados en
una zona de confort tranquilo pues pensamos que nada hará tambalear lo que con
tanto esfuerzo se ha conseguido esclarecer. Pero, hay momentos, ocasiones o
lugares en los que aparece algo que
no debería estar ahí, que no encaja y que nos hace replantearnos muchas cosas
que ya teníamos aseguradas en nuestro cerebro. Descubrimientos científicos y arqueológicos
que tiran hacia atrás otras teorías antiguas, o elementos físicos que no
corresponden con la fecha en que ha aparecido. De todos estos descubrimientos y
hallazgos es de lo que trata el libro de Tomé Martínez Rodríguez Civilizaciones perdidas, en los que
analiza aquellos yacimientos arqueológicos y otros misterios de la antigüedad
que todavía están siendo estudiados por los expertos en la materia y a los que
el ser humano no ha encontrado una explicación definitiva.
viernes, 16 de mayo de 2014
LOS GUSTOS CULINARIOS DE HITLER
Uno de las cosas
que más sacaban de quicio a los generales y colaboradores de Adolf Hitler era
su vegetarianismo. El Führer no consumía nunca carne ni permitía que nadie lo
hiciera, o que fumara a su lado o se presentara ante él apestando a alcohol. En
sus charlas de sobremesa, tras una comida, le gustaba dar su punto de vista
sobre las bondades de la comida vegetariana. Opinaba que el hombre,
desgraciadamente, se había vuelto carnívoro “porque en la época glacial lo
obligaron a ello las circunstancias. Lo incitaron también a cocer los
alimentos, costumbre que tiene hoy día”. Por tanto el estado natural del hombre
es volver a comer solamente vegetales ya que eso hará que los niños del ahora
se conviertan en hombres “puros” en el futuro y puedan vivir más.
Pero aunque
Hitler era un amante de las verduras, no era un vegano consumado ya que adoraba
los platos hechos o condimentados con pescado. El mismo decía: “Alemania
consume anualmente unos doce kilos de pescado por habitante. Japón, entre
cincuenta y sesenta kilos. ¡Todavía tenemos margen!”. Es por ello que el
dictador alemán fuera un amante de la comida mediterránea en la que existe un
equilibrio dietético entre carnes y verduras. De vuelta de un viaje a Italia
una de las primeras cosas que dijo a sus allegados al llegar a Berlín fue que
“los pueblos meridionales no conocen la alimentación a base de carne, ni la
cocción. He vivido maravillosamente en Italia. La cocina de Roma…¡qué
delicia!”.
jueves, 15 de mayo de 2014
LA MALDICIÓN DE BELA GUTTMAN
Anoche el Futbol
Club Sevilla consiguió su tercera corona europea y eso me ha hecho recordar una
de las grandes leyendas del fútbol. No pierdan detalle porque es de lo más
interesante. A comienzos de los años sesenta el equipo de fútbol portugués
Sport Lisboa e Benfica, más conocido solamente como Benfica, era el rey de este
deporte en Europa, pues en solo dos temporadas, la 60/61 y 61/62 habían
conseguido ganar de manera consecutiva dos Copas de Europa. Esta bonanza
deportiva y económica hizo que el entrenador del equipo luso decidiera en 1962
pedir un aumento de sueldo por la buena gestión que había hecho con la
plantilla. Pero cuando la directiva se negó a ese aumento Bela agarró la puerta
y se marchó del club, no sin antes proferir esta terrible maldición:
Sin mí, el Benfica no ganará un título en
100 años.
Y aunque los
directivos se rieron en su cara, esta profecía se ha cumplido a rajatabla desde
entonces. En total el equipo portugués ha perdido 8 finales continentales: 5 de
Champions League (dos incluso seguidas) y 3 Europa League (lo que anteriormente
se llamaba Copa de la Uefa). Año tras año el peso de aquella maldición ha ido
pesando en el club, y aunque hace poco le erigieron una estatua en el estadio
da Luz de Lisboa, la derrota contra el Sevilla no hace otra cosa que aumentar
las consecuencias de una mala gestión deportiva de hace mucho tiempo. Y es que
ya son 52 años los que el Benfica no coloca ninguna copa en sus vitrinas.
Fuente: As
EL ROBO DE LA MONA LISA
A finales
del siglo XIX la obra pictórica más famosa de Leonardo da Vinci, La Gioconda, más conocida como La Mona Lisa, no era el cuadro que
actualmente atrae a miles de personas al Museo del Louvre, sino que solamente
era una pintura reconocida por intelectuales y expertos en el mundo del arte.
Pues bien ese status iba cambiar la
madrugada del lunes 22 de agosto de 1911 cuando un trabajador italiano de aquel
lugar, llamado Vicenzo Peruggia decidió robar el cuadro el día de cierre del
museo escondiendo el lienzo dentro de su abrigo. Y aunque parezca increíble
pasaron varias horas hasta que los guardias se dieron cuenta de la sustracción
pues pensaban que la ausencia del cuadro se debía a que a lo mejor lo estaban
fotografiando en otra sala para fines publicitarios. Desde ese momento las
autoridades clausuraron el museo durante una semana para investigar el caso a
fondo y hallar al culpable.
Al principio la policía
quiso que el robo se mantuviera en secreto, pero pronto en los periódicos de
medio mundo comenzaron a aparecer en primera plana la fascinante historia de la
desaparición de La Mona Lisa. Se
elucubraba con la identidad del saqueador, si sería un rico millonario o un excéntrico
ladrón de guante blanco, e incluso aparecieron también cientos de dibujos satíricos
en los que éste se burlaba de la ineptitud de la policía. Curiosamente aquella
publicidad no solo atrajo a cientos de parisinos a ver el vacío que había
dejado el cuadro en cuanto abrieron las puertas del Louvre, sino que también
propició toda una clase didáctica pues en los mismos periódicos no se hablaba
de otra cosa que de la historia y orígenes del cuadro de Leonardo da Vinci sino
que incluso ya lo comparaban con otros lienzos importantes de Rembrandt o Velázquez.
Por tanto La Mona Lisa, de la noche a
la mañana, se había convertido en la reina de todas las pinturas y en todo un
icono del mundo del arte.
Pero fueron
pasando los meses y el cuadro no aparecía por ningún lado por lo que el
entusiasmo inicial se fue poco a poco atemperando. El caso cayó en el olvido
hasta el 29 de Noviembre de 1913 cuando un comerciante de arte florentino
llamado Alfredo Geri recibió una carta anónima, firmada con el seudónimo de Leonardo, en la que le informaba que
tenía en su posesión el lienzo robado y que se lo vendía por 500.000 liras. El
marchante de arte se puso en contacto con la policía, y cuando ambos se
reunieron en una cita pactada procedieron arrestar al ladrón, que no era otro
que Vicenzo Peruggia. De nuevo el caso de La Mona Lisa saltó a las primeras
planas de todos los periódicos, y allí los lectores pudieron conocer los
verdaderos motivos por los que Vicenzo había querido robar el cuadro: denunciar
el expolio que habían sufrido las obras de arte italianas al ser sacadas del
país durante siglos. Aunque eso sí, también deseaba quedarse con los miles de
liras que debía darle el comerciante de arte. Como se puede ver Vicenzo era
todo un “patriota”. El gobierno italiano no quiso hacer sangre con el asunto y
devolvió amistosamente el cuadro a las autoridades francesas, las cuales a
cambio decidieron hacer un tour con
el cuadro por diferentes ciudades como Florencia, Roma y Milán. Después La Mona Lisa volvió a su hogar, en donde
todavía se esta riendo de todo el mundo.
miércoles, 14 de mayo de 2014
EL ÁRBOL CAÑÓN
En Madrid, en el
Parque del Retiro se encuentra el árbol más viejo de la capital. Según cuentan
las leyendas (y sus jardineros) este impresionante árbol llamado ciprés calvo,
aunque en verdad es un ahuehuete mexicano, fue traído por Cristóbal Colón en
uno de sus viajes, e incluso algunos creen que es el mítico árbol donde Hernán
Cortés lloró en la jornada conocida como La Noche Triste (30/06/1520) cuando
los aztecas acabaron con la vida de la mitad de sus soldados al ser expulsados
de Tenochtitlán. Pero en verdad su nacimiento fue algo más tardío pues fue
plantado allí en 1633 cuando el Conde-Duque de Olivares inauguró este parque
madrileño, conocido en un futuro como el Retiro, para descanso del Rey Planeta,
Felipe IV.
Según parece
durante la Guerra de Independencia algunas tropas francesas se alojaron en el
Parque del Retiro y arrasaron gran cantidad de árboles menos el gran ciprés
calvo. Como era tan alto no dudaron en poner allí un puesto de observación y a
su lado, en una horcadura, un cañón para disparar contra la ciudad. Actualmente
este viejo árbol todavía es el rey del Retiro, a pesar de que las autoridades
han tenido que ponerle una valla de hierro a su alrededor ya que algunos
vándalos han intentado acabar con su vida echándole sal en sus raíces, y que
grupos pertenecientes a oscuras sectas hayan hecho rituales bajo sus ramas.
martes, 13 de mayo de 2014
EL CAPRICHOSO ORÁCULO DE DELFOS
A veces únicamente
queremos escuchar lo que nos interesa, y sea por una u otra razón, no deseamos oír
toda la verdad. Pues bien esto es lo que le pasó al Creso, rey de Lidia, cuando
fue al Oráculo de Delfos a preguntar a la Pitia si debía o no invadir Persia y
atacar con todo su ejercito al de Ciro el Grande. Nada más entrar en trance
ésta le predijo el futuro en unos versos muy crípticos que decían:
Si atacas, destruirás un gran reino
Y verdaderamente
que se cumplió esta profecía, pues el rey Creso destruyó un reino… el suyo
propio. Ciro el Grande tomo Sardes, la capital de los lidios el 546 a. C después
de catorce días de asedio. Pero esta historia todavía no había terminado pues a
veces el destino, o los dioses, son bastante caprichosos ya que cuando las
tropas persas estaban pasando a cuchillo a todos los habitantes de la ciudad
uno de aquellos soldados se encontró con el rey Creso y, pensando que era un
ciudadano más, levantó su espada para matarle, pero uno de sus hijos, que era
sordomudo, le gritó en el ultimo momento:
¡Soldado, no mates a Creso!
En ese momento,
el rey se acordó de que el Oráculo de Delfos fue quien también le había
vaticinado que llegaría un día que su joven hijo sordomudo hablaría cuando le
llegara el día más funesto de su vida. Rápidamente le pusieron unas cadenas y
lo llevaron ante Ciro quien dictaminó que lo condujeran a una pira funeraria
para ejecutarlo. Pero cuando los leños estaban empezando arder, cuenta la
leyenda que Creso se arrepintió de todos sus males e invocó a Apolo quien
derramó una lluvia torrencial apagando al momento la pira. El rey persa se
conmovió tanto ante este gesto que mandó le quitaran las cadenas perdonándole la
vida. Unos dicen que a partir de entonces Creso se convirtió en asesor personal
de Ciro y otros en cambio opinan que le mandó exiliado, a una satrapía lejana
para que expiara sus culpas.
lunes, 12 de mayo de 2014
¡VIVA VERDI!
Mientras que
Garibaldi y el rey Vittorio Emanuelle II conseguían unificar Italia a base de
estrategia militar y fervor patriótico, Giussepe Verdi hacia lo mismo pero
poniéndole banda sonora a miles de italianos que deseaban ser libres. Y en tanta
estima le tenían al compositor de inmortales operas como Nabucco, La Traviata o Rigoletto, que durante la lucha muchos
patriotas hacian pintadas en las paredes en las que ponía:
¡¡¡VIVA
V.E.R.D.I!!!
Los austriacos,
ignorante al creer que se trataba de alabanzas al músico, no se daban cuenta de
que delante de sus narices habían escrito lo siguiente:
“Vittorio Emanuelle Re D’ Italia”
domingo, 11 de mayo de 2014
EL SÍNODO DE LA MUERTE
A finales del
siglo IX la situación del papado era bastante caótica. Por ejemplo desde el 872
hasta 965 se habían ido sucediendo en el trono de San Pedro un total de ¡24
papas!. Lo que constata que en aquella época heredar el Anillo del Pescador no
garantizaba una vida muy duradera pues muchos de ellos eran encarcelados,
envenenados, muertos a martillazos o exiliados a la fuerza en cualquier confín
de Europa. Y además en aquel siglo, a las típicas luchas de poder entre las
grandes familias de Roma se le añadía el interés que tenían éstas por conseguir
el poder en Italia y su lucha por evitar las injerencias dentro de ella por
parte de los emperadores de Alemania.
Es en este mundo
convulso cuando aparece nuestro protagonista, Formoso, que a comienzos de nuestra
historia era obispo de la diócesis de Porto (zona cercana al puerto de Ostia).
Éste viajó por toda Italia, Bulgaria, Constantinopla y acabó asentándose en la
corte carolingia, donde tomó partido por un personaje un tanto oscuro de
aquella dinastía: Arnulfo de Carintia. Pero esta amistad en vez de traerle
parabienes le llevó, cuando regresó a Roma, a ser excomulgado por el Papa Juan
VIII. Temiendo por su vida huyó al norte de Italia, en concreto a Lombardía,
hasta que pasara la ira del Vaticano. Y pronto escampó pues en poco tiempo otro
papa, Marino I, levantó el castigo al congraciarse con él.
En el 891
Formoso llegó a ocupar el sitial de San Pedro y tuvo que lidiar con un problema
heredado del anterior mandato. Parece ser que Guido de Spoleto había sido
coronado rey de Italia por el anterior papa, consiguiendo a la vez que cuando
éste muriera fuera sucedido por su propio hijo Lamberto. A Formoso todo este
tejemaneje le pareció preocupante por lo que no dudó en llamar en su auxilio a
Arnulfo de Carintia, quien en poco tiempo consiguió poner sitio a Roma, y en
consecuencia derrotar a los Spoleto. Todo parecía volver a la normalidad pero un
buen día Formoso murió de forma sospechosa, existiendo bastantes pruebas de que
fuera envenenado por los Spoleto quienes le consideraban un traidor.
Al poco fue
elegido un nuevo papa, Bonifacio VI, el cual duró muy poco tiempo, siendo
sucedido por Esteban VI y, aunque había sido un antiguo seguidor de Formoso,
pronto acabó pasándose a las filas de Lamberto de Spoleto en cuando éste volvió
de su destierro. En una reunión convenció al nuevo papa de que debían condenar
a Formoso por sus actos, aunque estuviera muerto, y que debería hacerse
mediante una condena pública en el que estuviera presente toda la curial papal
en un sínodo especial. A principios de 897 proceden a desenterrarle y con toda
pompa y circunstancia es conducido al sínodo en donde están presentes todos los
obispos y cardenales que en esos momentos había en Roma. Para que la ceremonia fuera
más grandiosa le visten con sus insignias papales, le sientan en el trono e
incluso le ofrecen la posibilidad de tener un abogado defensor. En cuanto
estuvo todo preparado proceden a leerle los cargos que le inculpan siendo el
más importante aquel que dice que su elección fue hecha de manera ilegal. Rápidamente,
el sínodo firma el acta de deposición y revoca todos los títulos conseguidos y
acciones hechas durante su papado. Los alguaciles le arrancan la ropa al
cadáver y le cortan los tres dedos con los que impartía bendiciones urbi et orbi. Al final le atan unas
cuerdas y arrastran el cuerpo del finado Formoso por la calle, proceden a
quemarlo y para concluir lo tiran al Tíber para que duerma con los peces.
Para sorpresa de
los de los enemigos de Formoso, la respuesta por parte del pueblo fue bastante
negativa pues en cuanto terminaron con esta cruel acción toda la ciudad se
rebeló contra ellos consiguiendo encarcelar a Esteban VI y estrangularlo en su
propia celda. Tiempo después otro nuevo papa, Juan IX, rehabilitó la imagen de
Formoso y emitió un decreto por el que se prohibía juzgar a los muertos. Y por
cierto, el castigado cuerpo de nuestro protagonista fue rescatado por un
pescador, pudiéndose de esta manera ser enterrado de nuevo en el Vaticano.
sábado, 10 de mayo de 2014
LA HISTORIA DE JOHN HENRY
La Revolución
Industrial no solo trajo al mundo un futuro mejor, sino también un montón de
miedos y recelos por parte de los trabajadores que veían como una sola maquina
podía hacer el trabajo de diez hombres a la vez. Hasta los mismos caballos
también supieron ver que con el tiempo serían sustituidos por potentes
engendros de hierro a vapor. Pues bien, de estos recelos nació uno de los mitos
más importantes de los Estados Unidos: la historia de John Henry y su lucha
contra las máquinas. Cuenta la tradición que John nació como esclavo en
Missouri en 1840 y ya desde su más tierna infancia quiso trabajar en el acero,
sobre todo construyendo ferrocarriles por toda América. Y lo consiguió, ya que
cuando se acabó la Guerra de Secesión consiguió un puesto de peón en una
empresa ferroviaria, siendo el mejor y más rápido clavando al suelo los rieles
por donde pasarían las futuras locomotoras.
En este punto la
historia se bifurca según quien la cuente. Así que optaré primeramente por la
narración más común y finalmente les pondré la historia alternativa. Se dice
que una vez que estaba trabajando en la línea férrea entre Chesapeake y Ohio el
dueño de la empresa, para agilizar el trabajo, consiguió comprar un martillo a
vapor pues pensaba coloraría los clavos en menos tiempo ahorrándose a la vez un
montón de salarios. Los trabajadores viendo el problema que se les venía encima
decidieron protestar, pero el dueño no les hizo caso, hasta que un día John
Henry se presentó ante él y le retó a
una competición: él contra la máquina. Si ganaba no habría suplantar a ningún
trabajador, y si en cambio perdía la empresa podía hacer con ellos lo que deseara.
La competición consistía en que ganaría aquel que martilleara el mayor número
de rieles y los clavara al suelo fijamente. Según parece John Henry consiguió,
gracias a sus brazos de hierro, fijar más rieles, pero cuando terminó murió de
un ataque cardiaco (algunos dicen que de un derrame cerebral).
En cambio otros
opinan que cuando la empresa Talcott (pues así se llamaba) estaba colocando la línea
ferroviaria entre Chesapeake y Ohio se toparon con una gran montaña conocida
como El Gran Ben (Big Ben Mountain). Al intentar excavarla murieron más de 1000
trabajadores además de que se estaba tardando tres años en intentar llegar al
otro extremo. Un día se presentó en la obra un vendedor de martillos a vapor y
consiguió convencer al capataz de las maravillas de aquel invento. Al igual que
la historia anterior los trabajadores sintieron temor por sus puestos de
trabajo y John Henry aceptó también el reto de vencer a la máquina. Ya no solo
se trataba de fijar rieles sino también de terminar de perforar la montaña.
Aquel titán de ébano ganó e igualmente murió al final, aunque aquí esta versión
añade una nota melancólica ya que cuando sus compañeros aupaban el cuerpo sin
vida de su compañero el martillo a vapor seguía trabajando hacia delante
emitiendo un lúgubre pitido simbolizando de esta manera como las máquinas no
tienen corazón.
viernes, 9 de mayo de 2014
LA SEGURIDAD SOCIAL EN TODO BAJO EL CIELO
Los médico de la
antigua China, no cobraban nada a los enfermos durante las visitas que hacían a
sus casas. Entonces ¿de qué vivían? Parece ser que los chinos pagaban a sus
médicos con una especie de seguro vitalicio. Consistía en que éstos recibían
cada mes una paga fija por los ciudadanos que estuvieran sanos gracias a él. Es
decir que cuantas más personas consiguiera sanar más emolumentos tendrían cada
mes. Y cuando enfermaban el médico solo tenía que visitarlos pero no recibir
nada ya que estaba pagado de antemano. Pero si alguno pedía dinero al enfermo
durante la sanación podía ser denunciado y posteriormente ejecutado. De esta
forma los gobernantes del Imperio Chino obligaban a sus profesionales a que
fueran expertos profesionales y se dedicaran en cuerpo y alma en tener a sus
pacientes en forma… si querían cobrar a fin de mes.
jueves, 8 de mayo de 2014
EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO “BRASIL”
En unos meses,
durante el verano de 2014, se va a celebrar en Brasil el tradicional Mundial de
Fútbol que reúne cada cuatro años a los mejores equipos del mundo de ese
deporte. Y aunque muchas personas van a acudir allí a animar a sus compatriotas,
una gran mayoría de ellos desconocen el por qué aquel país se llama de esa
manera. Les explico: durante la época de los descubrimientos, los portugueses
al mando de Pedro Alvares Cabral llegaron, tras una dura travesía por el Océano
Atlántico, a una tierra desconocida y de inmediato comenzaron a colonizarla en
nombre de su rey. Pero ¿cómo llamar a lo descubierto? Un grupo de exploradores
portugueses se adentraron en la inhóspita selva y encontraron un árbol con una
madera de color rojizo tan vivo que no dudaron en bautizar aquellas tierras con
el nombre de Brasil porque aquel
color tan encarnado les recordaba una brasa ardiendo. Existe otra teoría, en mi
opinión complementaria a la anterior, según la cual los portugueses pusieron ese
nombre debido a que aquel color rojizo les recordaba a un pigmento rojo
utilizado en la Edad Media en Europa que en la zona de la Toscana era conocido
como verzino, en Venecia, berzi y en Génova brazi.
Sea por el color
rojo que semejaba una brasa o por el recuerdo de un antiguo tinte medieval, los
exploradores no dudaron en sacar beneficio de aquella madera llamada palo-Brasil
exportando un gran número de esos troncos a Europa para hacer tintes. Gracias
al comercio entre ambos continentes la “Isla del Brasil” (hasta el siglo XVIII
los mismos portugueses afirmaban que esta colonia estaba rodeada de ríos que la
separaban de América) prosperó económicamente, y tanta fue la demanda que casi
se llegó a la extinción de este árbol.
Por cierto, el
gentilicio brasilerio viene del siglo
XVI y se llamaba así a las personas que comerciaban con aquella madera. Más
tarde ese nombre pasó a los portugueses que iban a Brasil buscando fortuna.
miércoles, 7 de mayo de 2014
ALFONSO XIII VISITA LAS HURDES
Ya antes de lo
hechos que voy a proceder a contarles, a principios del siglo XX existieron
personas como el obispo de Plasencia, Francisco Jarrín, el deán de la Catedral,
José Polo Benito, o el hispanista Maurice Legendre en 1910, que habían
denunciado las condiciones deplorables en que vivían las gentes de la zona de
Hurdes, al norte de Extremadura, rodeados de enfermedades, miseria y
analfabetismo. Esta situación era tan alarmante que el hispanista hizo campaña
entre los intelectuales de su tiempo para que constataran en primera persona
aquella terrible situación en la que malvivían los jurdanos. En 1913 el mismo
Legendre junto con Miguel de Unamuno visitaron la comarca, y como resultado de
ese viaje en 1922 Gregorio Marañón junto con los médicos Bardaji y Goyanes
encabezaron una Comisión Sanitaria para ver en que podían paliar esta
situación.
Pero el informe
que presentaron ante Alfonso XIII fue tan demoledor, que éste decidió ir en
persona a las Hurdes para ver con sus propios ojos en que estado de miseria se
encontraba aquellas gentes. Este periplo comenzó el 22 de Junio de 1922 cuando
el rey, acompañado de Gregorio Marañón, algún que otro ministro y ayudas de cámara
salieron de Madrid. La primera parada la hicieron en Villar de Plasencia cuando
tuvieron que abandonar los automóviles en donde iban y tomar unos caballos pues
el camino por donde debían transitar no era propio de vehículos a motor sino de
cabras. La comitiva, rodeada de una gran expectación paso por los pueblos de La
Zarza, El Casar o Granadilla. Allí descansaron por la tarde y el alcalde
aprovechó la ocasión para presentar al monarca al hijo del poeta Gabriel y
Galán el cual había podido estudiar Derecho en el Escorial gracias a una beca real.
Después de una colación siguieron camino y cuando se hacía de noche llegaron a
Casar de Palomero en donde Alfonso XIII durmió en la casa de Acacio Terrón (actualmente
esta casa tiene una placa que anuncia este hecho).
El día 23 la
comitiva real siguió recorriendo la zona visitando las pedanías, villorrios y
pueblos donde el rey pudo observar la gran ruina en que se encontraban las
Hurdes. En Casares de las Hurdes pasaron la última noche y el 24 tras atravesar
Valle de las Baruecas y enfilar hacia Salamanca por la Sierra de Francia
emprendió regreso a Madrid. Pero aunque Alfonso XIII se conmovió hasta lo más
profundo por las situaciones que había vivido, todas las promesas hechas no fructificaron
pues en nada cambió el modo de vivir de los jurdanos. La única consecuencia positiva
fue la publicidad que se dio al viaje del monarca en todos los periódicos
españoles dando a conocer la gran pobreza de las Hurdes. En 1932 el cineasta
Luis Buñuel filmó el documental Tierra
sin Pan que denuncia el abandonó de la zona, e incluso todavía en 1944 el
hispanista Legendre siguió denunciando esta situación. Actualmente Las Hurdes
es una zona que ha cambiado muchísimo, destacando la belleza de sus paisajes y
la historia de unas gentes que tanto sufrieron en aquellos años de miseria y
enfermedades.
martes, 6 de mayo de 2014
EL BANDO DE LA INDEPENDENCIA
El primer hombre
que llamó a la insurrección nacional contra los franceses el 2 de Mayo de 1808
fue el Alcalde de la muy Noble Villa de Móstoles, Andrés Diego Torrejón García.
Éste, junto con su otro compañero en el cargo, Simón Hernández, al ver las
terribles consecuencias que había tenido el levantamiento popular en Madrid,
mandó redactar una proclama a Juan Pérez Villamil en la que comunicaba a todo
el mundo la masacre que las tropas de Napoleón habían hecho en la capital de
España, pidiendo además que se auxiliara a los supervivientes madrileños e
incitando a que todos cogieran las armas para acabar con la ocupación francesa
y así vengar no solo los crímenes producidos sino también la traición que
habían sufrido los españoles por parte de sus “aliados” de más allá de los
Pirineos. A este comunicado se le conoce con el nombre del Bando de la
Independencia, y dice lo siguiente:
Señores de la justicia de los
pueblos a quienes se presentare este oficio, de mí el alcalde ordinario de la
villa de Móstoles.
Es notorio que los franceses
apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte, han tomado la
defensa sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en
Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre. Somos españoles y es
necesario que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos pérfidos
que, so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo, después
de haberse apoderado de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes,
pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia,
acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistándonos, pues no hay
fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo
son.
Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.
Móstoles, dos de Mayo de mil ochocientos
ocho.
Andrés
Torrejón
Simón
Hernández
También existe
una versión abreviada, casi telegráfica de este bando, muy conocida
en la Historia de España:
¡La patria está en peligro. Madrid perece
victima de la perfidia francesa. Españoles acudid a salvarla! Mayo, 2 de 1808. El Alcalde de Móstoles.
Rápidamente
ambos alcaldes fueron detenidos y llevados ante Joaquín Murat para que fueran
juzgados por el delito de sedición. Pero aunque fueron condenados a la pena
capital, es decir, a ser fusilados en un frío paredón al amanecer, pudieron
librarse pagando una multa de 30.000 reales y afirmando que a ellos se la hizo firmar un hombre no conocido, que
se apareció con tropa en Móstoles la tarde del 2 de mayo. Años después, en
1812, Andrés Torrejón murió junto con otras 190 en su localidad en la gran
hambruna que se produjo en Madrid y pueblos de alrededor.
lunes, 5 de mayo de 2014
JUSTICIA ENTRE PIRATAS
Uno de los
mayores miedos que tenían los pasajeros de los barcos que iban y venían por el
mar Caribe era la aparición en el horizonte de otro barco con bandera pirata, y
no solo porque podían acabar con sus vidas sino también porque podían
igualmente morir pero después de pasar una serie de torturas. Y en eso lo
piratas, corsarios o bucaneros eran de lo más imaginativos. Pero no hay que
olvidar que también dentro de aquellos barcos existía un duro código para quien
contraviniera la ley de a bordo o mostrara alguna deslealtad al capitán de
turno. Por ejemplo existía una pena llamada maroon
(nombre derivado de la palabra “cimarrón” o carne que los bucaneros cocinaban y
tostaban en los alrededores de Tortuga) que consistía en abandonar en una isla
diminuta a un hombre solamente con una pistola y un poco de pólvora (imagínense
para qué) junto con una cantimplora. Otro castigo era el keelhauling, más conocido universalmente como “pasar por la
quilla”. Con una maroma se hacía mover al criminal de popa a proa, o viceversa,
por debajo del barco haciendo que este rozara la espalda por aquel armazón. O
bien moría de asfixia, ya que los que tiraban la soga lo hacían despacito
tomándose su tiempo, o descuartizado por el gran número de astillas y conchas
que había pegadas ahí abajo.
Aun así, estas
leyes igualmente servían para los capitanes, evitándose de esta manera que
existieran arbitrariedades. Una de estos castigos tenía el curioso nombre de
“sangrar y sudar” y consistía en que la tripulación al completo pinchara el
trasero del capitán con una aguja de coser velas, y cuando hubieran terminado
el ritual se le metiera en un barril lleno de cucarachas, sanguijuelas y otros
bichos para que lo desangraran a base de bien.
domingo, 4 de mayo de 2014
EL PONY EXPRESS
Aunque el
salvaje Oeste contó con varios medios de comunicación como el telégrafo, el
tren o el barco a vapor, el más famoso de todos ellos, y que más ha calado en
la imaginación popular fue el mítico Pony
Express. Este servició postal a caballo nació de la necesidad de que los
mensajes entre el Este y el Oeste de los recientes Estados Unidos fueran más
rápidos, debido a que, por ejemplo, un mensaje en 1845 podía tardar en llegar a
California unos seis meses, e incluso todavía en 1860 la empresa de diligencias
Butterfield Overland Mail lo lograba en unos 25 días.
Así pues desde
Washington creyeron necesario crear un servicio de correo a caballo entre
Missouri y California que fuera lo más rápido posible. A los tres socios
fundadores del Pony Express Russell, Majors & Wadell (que también eran
dueños de las tres principales empresas de diligencias), el estado federal les
indicó que los enlaces postales debían hacerlo por el centro del país para
ahorrar tiempo, y que el correo no debía tardar en llegar más de diez días
teniendo una salida a la semana como mínimo. Les daban a estas tres empresas 75
días para crear todo el servicio, lo cual fue les obligó hacer un esfuerzo
titánico de implementación del servicio en poco tiempo. Debían cubrir alrededor
de 3165 kilómetros de recorrido, y que el cambio de caballo ser hiciera entre
15 y 24 kilómetros. Para ello serían necesarios 190 relevos, o lo que es lo
mismo 190 instalaciones con un buen número de caballos frescos en sus cuadras a
la espera de que llegara el enlace. Se pusieron anuncios en todos los estados
pidiendo jinetes pero aunque había muchos no todos valían. Los riders del Pony Express según reza el
anuncio debían tener los siguientes requisitos: “se necesitan jinetes jóvenes,
delgados (no más de 56 kilos), resistentes, a ser posible no mayores de 18
años, dispuestos a asumir riesgos mortales a diario (…) preferiblemente huérfanos…”
y todo ello por 25 dólares a la semana. En un abrir y cerrar de ojos la
naciente empresa consiguió reunir a los 500 jinetes que les hacía falta pues la
paga era muy buena. Hay que precisar que el requisito de pedir “jinetes
delgados” se debía que el raudo caballo debía llevar no solo al jinete sino
también las sacas de correo en su grupa y cualquier peso innecesario podía
hacer retrasar la entrega. Además la empresa permitía que, debido al temor de
que aparecieran indios salvajes o salteadores, estos riders pudieran llevar dos revólveres o una carabina marca Colt
para defenderse, aunque tiempo después se les redujo el armamento a un solo
revolver para que llevaran menos peso.
El Pony Express
tenía su sede central en Patee House, en la ciudad de Saint Joseph (Missouri),
ya que allí fue donde comenzó a operar el 3 de Abril de 1860. Su primer
servicio consistió en una saca con 49 cartas. A lo largo de su efímera
existencia (solo duró unos 18 meses) el Pony Express vivió muchas aventuras, y
surtió al imaginario publico con un montón de historias inolvidables, aunque
también estuvo plagado de un buen número de jinetes muertos. Esta mítica empresa de
mensajería echó el cierre el 24 de Octubre de 1861, haciendo su último viaje el
21 de Noviembre de aquel mismo año. La mala gestión de los directivos del Pony
Express y la aparición del telégrafo acabaron por enterrar un servicio que
aunque duró pocos años acabó de entrar de lleno en la mitología inmortal del
Oeste.
Fuente: Breve Historia de la Conquista del Oeste, de Gregorio Doval
sábado, 3 de mayo de 2014
LOS PUEBLOS INMUNDOS
En la mayoría de
mapas de la Edad Media y el Renacimiento, aparecen dibujados en el ángulo
superior del Oriente unos hombres de apariencia salvaje que están encerrados
tras unas altas montañas por las que no pueden salir. Se trata de los famosos 22 Pueblos Inmundos de la Tierra. El por
qué de estos pueblos se debe a una antigua leyenda atribuida al gran
conquistador macedónico Alejandro Magno. Según se cuenta cuando sus tropas
estaban avanzando por Asía se encontraron con una serie de tribus de los más
abominables los cuales tenían unas costumbres horribles y execrables.
Alejandro, viendo el peligro que existía si las ignoraba y pasaba de largo
decidió combatirlas y tras una serie de arduas batallas terminó arrinconándolas
en los confines de Asia detras una cadena de montañas. Y para asegurar que no
se escaparan por el único paso que existía construyó una especie de puerta mágica
conocida como La Puerta de Alejandro
Magno.
Pero la leyenda
dice que al final de los tiempos, en el Apocalipsis, aquellas tribus malditas
se escaparan y por la voluntad del Señor se abrirá aquella puerta dejando que
se unan a las huestes del Anticristo para acabar con toda la raza humana. Esta
narración que apareció en la Antigüedad Tardía pasó con el discurrir de los
siglos a convertirse en uno más de los temores medievales y de nuevo la leyenda
de los pueblos inmundos surgió con fuerza en la Baja Edad Media, aunque con la
variante del antisemitismo, pues aquellas tribus fueron sustituidas por las
Diez Tribus de Israel. Es por ello que en la cartografía medieval y
renacentista la Puerta de Alejandro pasara a llamarse Iudei Clausi (Los judíos encerrados). Incluso aparecen en mapas del
siglo XV y XVI o en prestigiosos mapamundis hechos por Waldseemüller, aquel que
puso el nombre a América, o por el gran cartógrafo que acompañó a Cristóbal
Colón en su viaje de descubrimiento, Juan de la Cosa.