El 11 de Marzo se 1526 se produjo en Sevilla el casamiento de Carlos I de España con Isabel de Portugal, ambos jóvenes y enamorados, en el Salón de Embajadores situado en el vergel de los Reales Alcázares de Sevilla. Allí entre alegrías y acuerdos políticos entrambos reinos hizo acto de presencia en el banquete nupcial de uno de los platos más curiosos y extravagantes que pueda haber en cualquier boda. Se trata del denominado Relleno Imperial Aovado. Este plato tiene el sobrenombre de imperial debido a que era plato singular que se preparaba ex profeso para la coronación del Emperador del Sacro Imperio Germánico.
El origen y el creador de este plato son desconocidos pero gracias al pícaro Estebadillo González sabemos en que consiste. Atención a lo increíble de la composición: Se coge una almendra pequeñita y se mete dentro de una aceituna que previamente ha sido deshuesada. Después se mete en un huevo duro (de ahí viene lo de aovado), que se introduce en la parte trasera de un zorzal, el cual va estofado en el vientre de una perdiz, y luego ésta se mete en una gallina, y luego para completar el proceso aviar en un pavo. Después se coge el susodicho animal y lo metemos en un cordero, que se mete en un cerdo y que finalmente acaba en un buey. Todo ello se cose para que no se caigan, como diría el pícaro, “las cajas inglesas” (hoy rusas) y se sazona el exterior con gran cantidad de hierbas y salsas dándole apariencia de ser una sola pieza.
Como se verá toda una delicia de lo más ligera.