miércoles, 31 de octubre de 2018

¿POR QUÉ A LAS CINCO PESETAS SE LAS LLAMABA DUROS?


Seguro que a las nuevas generaciones que leen estas anécdotas, ésta, en concreto,  les puede pillar con el paso cambiado pues deben de conocer que antes de que existiera la moneda única europea, el euro para más señas,  en España se utilizaba una pieza llamada peseta. Concretamente desde 1868 hasta el 2002. Pues bien, si rascamos un poco más en la Historia de nuestro país antes de la peseta, en el siglo XIV,  el reino de Castilla introdujo una moneda de curso legal llamado Real, también conocida como real de a 8 debido a que su valor más conocido fue el de ocho reales. Pero cuando en tiempos de Felipe II el sistema económico quebró en distintas ocasiones el real de a ocho redujo su valor a la mitad frente al real americano, también llamado peso, el cual siguió conservando su valor original. Es por ello que al peso de las colonias americanas se le comenzara a llamar peso fuerte o peso duro. Finalmente, en Gerona, en 1808 debido a la influencia del peso colonial se empezaron a acuñar una serie de monedas que tenían un valor monetario de cinco pesetas llamadas duros de plata, y de ahí que a partir de entonces a las piezas con este valor se las conociera también como “duros”.

martes, 30 de octubre de 2018

¿EN QUE CONSISTÍA LA DEVOTIO IBÉRICA?


En la antigüedad, autores griegos y romanos como Estrabón o Plutarco nos mostraron un pacto muy peculiar que se producía entre los guerreros íberos: la llamada devotio ibérica. Se trataba de una especie de clientela militar en la que un guerrero íbero, tras pronunciar un juramento sagrado, se ponía bajo las órdenes de un caudillo consiguiendo de una tacada protección frente a sus enemigos además de un rango social más elevado que le acercaba a la aristocracia. Pero a cambio este guerrero se comprometía a dar su vida por él en el campo de batalla, y si su padrino moría en ella a suicidarse allí mismo. Vemos que era un juramento terrible, que, curiosamente, fue aprovechado por los generales romanos para rodearse de una aguerrida escolta íbera leal a su persona y fiel hasta la muerte.

lunes, 29 de octubre de 2018

BREVE HISTORIA DEL BARROCO - Carlos Javier Taranilla de la Varga


Después del invierno medieval llegó el Renacimiento con una nueva visión del mundo, del hombre y del arte. Las líneas son claras, luminosas, funcionales, a la moda de los antiguos. Todo parece diáfano hasta que a partir del siglo XVII algo empieza a cambiar en el mundo occidental. Europa es sacudida por el terremoto de la Reforma y su antagonista la Contrarreforma católica y aquellas líneas y pensamientos tan directos comienzan a curvarse y llenarse de una emoción religiosa que parecía desterrada un siglo antes. Asistimos al nacimiento de un concepto, una época, y una forma de pensar conocida universalmente como Barroco, que durara, más o menos, desde el siglo XVII hasta mediados del XVIII en el que de nuevo la diosa Razón y el Rococó acabará con el exceso de siglos anteriores. El tiempo que dura el Barroco es un tiempo fluctuante y algunas veces difícil de explicar por lo ornamentado y recargado que es, así que para ello es fundamental recurrir al ensayo Breve Historia del Barroco escrito por el especialista en Arte, Carlos Javier Taranilla de la Varga.

El barroco, apelativo despectivo utilizado ya en el siglo XVIII para designar aquello que no es clásico ni equilibrado, nace en Italia en un momento en que las espadas de los protestantes y católicos están en todo lo alto, a la vez que sirve de propaganda política para las nuevas monarquías absolutas que van naciendo en Europa. De ahí fue saltando a distintos países acomodándose a la coyuntura del lugar, pero casi siempre mostrando las mismas características en los distintos campos del saber, ya fueran artísticos (sobre todo) como funcionales, ya sea el caso de la política. Mientras que en el movimiento anterior todo era sobrio y directo, el barroco destaca por dar prioridad al sentimiento, la emoción y a todo lo desorbitado que emana de las entrañas del autor. Las líneas rectas del Renacimiento se curvan y existe una preferencia por romper la armonía buscando lo exuberante. Como ya he dicho, en el barroco importa el pathos, el sentimiento, que ahonde en el interior religioso de cada ser. Es por ello que lo podemos considerar, en ciertos momentos, como el arte de la Contrarreforma, como por ejemplo se pueden ver en las iglesias italianas o españolas, en las esculturas de amor desaforado al estilo del Éxtasis de Santa Teresa de Bernini, e incluso en el nacimiento de los famosos pasos de Semana Santa.

 El color de sus pinturas, claroscuros, la decoración excesiva y cualquier juego de artificio imaginativo también sirve al barroco para ser publicidad y exaltación de las monarquías y de los poderosos. He aquí como nuestro autor nos lleva de la mano a conocer aquellos Estados y como era el mundo que en ellos habitaba. Nos extasiaremos observando el lujoso mundo de Luis XIV y su gran siglo. Pasearemos por el barroco de Flandes, anglosajón, italiano e incluso encontraremos sitio en el español, a la vez que conoceremos los vaivenes  de autores e intelectuales como Bernini, Velázquez, Rubens, e incluso Shakespeare. Gran copia de ellos, sin duda alguna. Breve Historia del Barroco nos hace recorrer sus vidas y saber cómo era aquel arte para aquel nuevo mundo en donde la Guerra de Treinta Años, el siglo de Oro español, la corte versallesca del Rey Sol o la casa de Habsburgo convivían y se odiaban mutuamente. Un universo retorcido y vibrante que impregnó e hizo florecer al arte y la cultura en general alumbrando una nueva Europa en continuo crecimiento.

viernes, 19 de octubre de 2018

¿QUÉ ERA EL VOTO DEL FAISÁN?


Es indiscutible que la caída de la ciudad bizantina de Constantinopla en 1453 a manos de los turcos otomanos, comandados por Mehmed II el Conquistador, supuso un duro golpe para la cristiandad. Pero aunque el hecho había sido terrible fueron muy pocos los que quisieron partir de inmediato a reconquistar la ciudad. Uno de ellos fue Felipe II de Borgoña, también conocido como el Bueno, quien quiso organizar ese mismo año una nueva cruzada para recuperar Constantinopla. Con ese fin reunió en Lille (Francia) a los caballeros del Toisón de Oro y anunciarles que tenía pensado recuperar una antigua tradición medieval: el Voto del Faisán, el cual consistía en que los nobles reunidos debían jurar fidelidad sobre esta ave tan señorial. Se realizaba de la siguiente manera: primero una bella dama traía en una bandeja de plata un magnifico faisán cocinado y decorado. A continuación se entregaba el ave al caballero más distinguido quien a su vez lo entregaba a su compañero del al lado y así, de mano en mano, hasta el último caballero  el cual era considerado como el más honrado. Acto seguido se trinchaba el faisán y se pronunciaba el solemne juramento. Como curiosidad añadir que en este caso ninguno de los presente lo respeto, aunque,  eso sí, aprovecharon para darse un buena comilona.

miércoles, 17 de octubre de 2018

LA BATALLA DE BOLAS DE NIEVE QUE ACABÓ CON LAS DEFENSAS ESPAÑOLAS


El  8 de Febrero de 1808, en virtud de lo acordado en el Tratado de Fontainebleau (1807) por el que se permitía paso franco a las tropas francesas por el territorio español para culminar la futura invasión de Portugal, un contingente de 2000 soldados galos comandados por el general D’Armagnac hacía su entrada en la ciudad de Pamplona. En un principio el general y sus soldados solo podían descansar allí y reponerse del fuerte vendaval de viento y nieve que les había azotado al pasar los Pirineos. Pero lo que no sabían las autoridades pamplonesas era que dicho general tenía otra intención: tomar la Ciudadela.

Para ello D’Armagnac ideó un plan de lo más curioso. Solicitó hablar con el Virrey y Capitán General de Navarra, el marqués de Vallesanto, solicitándole un permiso para que sus gentes pudieran pernoctar dentro de la propia Ciudadela. Y como sabía que el marqués no tenía potestad para darle ese permiso, mientras éste lo pedía, ordenó a un selecto grupo de soldados que acudieran desarmados a las puertas de la Ciudadela para solicitar algunas raciones de comida. La idea era distraer a la guarnición española que estaba de guardia y en un rápido golpe de mano ocupar el lugar a la vez que la ciudad.

¿Cómo lo hicieron? Parece ser que la noche del 15 al 16 de Febrero había caído una gran nevada, lo que provocó que el comando francés, haciéndose los inocentes, comenzaran una pequeña batalla de bolas de nieve delante de los soldados españoles. Éstos, bien porque fueran novatos o porque estuvieran aburridos, se unieron a la diversión. Pero cuando habían pasado un rato el capitán francés dio una orden a los suyos y redujeron a los guardianes que en un abrir y cerrar de ojos tomaron la Ciudadela sin pegar ni un solo disparo.