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domingo, 5 de enero de 2020

EL CÓDIGO S.O.S


Se tiene la tendencia a creer, no sé si por monotonía histórica o por puro espíritu romántico, que la primera llamada de auxilio en código Morse, el famoso S.O.S, fue el que emitió el Titánic el 15 de Abril de 1912 pidiendo socorro y que fue recogido por el RMS Carpathia. En honor a la verdad, el primer mensaje de este tipo se utilizó tres años antes, en 1909, cuando el  SS Slavonia  naufragó cerca de las Azores y también cuando ese mismo año el Arapahoe notificó por este código la rotura de una hélice con la esperanza de que otro barco cercano se hiciera cargo de su difícil situación. Así que ya, aclarado este primer punto, pasemos al siguiente. Hemos de saber que el código internacional de llamada de socorro S.O.S se fijó en la Conferencia Internacional de Telegrafía de Berlín en 1906 y que reemplazaba a otro código anterior de 1904 conocido como C.Q.D. Este último venía a significar Copy Quality Distress (Copia de Calidad de Desastre), aunque algunos creen que venía a decir Come Quickly Distress (vengan rápido, problemas). Añadir también que los alemanes tenían su propio código Morse de socorro, el S.O.E, pero que decidieron cambiarlo en su propia conferencia por el modelo S.O.S.

¿Qué significa S.O.S? Unos opinan que Save Our Ship (Salven nuestro barco); otros que Send Out Succour (Envien socorro); mientras que incluso algunos retuercen estas letras diciendo que es Si Opus Sit (Si fuera necesario, o Cuando sea necesario). Pero en verdad las letras S.O.S no se corresponden con ninguna sigla sino que son letras en Morse que se han establecido de este modo debido a que se pueden radiar fácilmente, es decir tres pulsos cortos, tres largos y otros tres cortos (… - - -…) y que evitan de este modo malinterpretaciones por parte de quien lo recibe o interferencias que impidan el envío del mismo.

Como curiosidad final, añadir que el código en Morse S.O.S fue sustituido al llegar las comunicaciones sonoras por el famoso Mayday. Parece ser que a un oficial de radio del aeropuerto de Croydon en el Reino Unido llamado Frederick Stanley Mockford se le encargó buscar una señal sonora, a la vez que sencilla, para que fuera fácilmente entendible por los aviadores y personal de tierra. Y como estaba asignado a la línea Croydon – Le Bourget (Francia) propuso la palabra mayday que proviene del francés m´aidez (ayudadme).

lunes, 7 de marzo de 2016

LA ORQUESTA DEL TITÁNIC



El 14 de Abril de 1912 un transatlántico de lujo de la compañía White Star Line llamado el Titánic, también conocido como el Insumergible, o aquel que ni Dios podía hundir, y que había partido de Southampton con rumbo a Nueva York, chocó en mitad de la noche contra un iceberg en el norte del Océano Atlántico provocando el hundimiento del buque llevándose consigo  la vida de 1.500 pasajeros de un total de 2.227. En cuanto se tuvo conocimiento de  la tragedia  hubo una gran conmoción y muy pronto aquel suceso quedó envuelto en un mar de curiosidades y anécdotas funestas sin fin. Una de esas historias inmortales es sin duda alguna la que rodea a la llamada Wallace Hartley Band, más conocida como la Orquesta del Titánic. Oficialmente podemos decir que no había una orquesta al uso a bordo sino que eran un total de ocho músicos liderados por el violinista Wallace Hartley que amenizaban a base de tríos o quintetos  de cuerda tanto las comidas y cenas que se daban en primera clase como algunas zonas del barco. Parece ser que la noche del hundimiento no hubo baile y por tanto los músicos se habían retirado temprano a sus camarotes. Pero en cuanto supieron lo que había pasado se reunieron en el salón de primera clase y posteriormente se dirigieron a la cubierta A, situada muy cerca de los botes salvavidas. (Seguir leyendo La orquesta del Titánic)

sábado, 12 de diciembre de 2015

LAS LÚGUBRES PROFECÍAS DEL TITANIC



Desde que el 15 de Abril de 1912 el famoso trasatlántico Titánic se hundiera en las heladas aguas del Océano Atlántico son numerosísimas las anécdotas que han rodeado la breve singladura de aquel buque que se creía que ni Dios podía hundirlo. Entre todas ellas destacan, por ejemplo, las que se consideran profecías que anunciaban que ese barco iba a acabar en tragedia. Pasajeros que tuvieron un presentimiento en el último momento y cancelaron su viaje; personas que desde el propio barco enviaron o escribieron notas a sus allegados pensando que algo malo les iba a ocurrir; o incluso profecías literarias que se escribieron años antes y que casi calcan el terrible destino del Titánic. Centrémonos en estas últimas. Según parece en el año 1886 el periodista inglés W. T. Stead publicó un curioso relato titulado The sinking of a modern liner (El hundimiento de un trasatlántico moderno) en el que se narraba como un gran barco zarpa de Liverpool, hace parada para recoger pasajeros en la ciudad de Queenstown y mientras navegaba plácidamente hacia Nueva York choca contra algo en mitad de la noche y comienza a hundirse amenazando la vida de todo el pasaje. Como es de suponer no hay suficientes botes salvavidas para todos y por ello el capitán ha de utilizar su revólver para impedir que los pasajeros de tercera clase se abalancen histéricamente hacia los pocos botes que hay a bordo. Llama la atención que años después fue el propio Stead el que murió en el Titánic engullido por la gélidas aguas del océano.
Y ahora pasamos a la segunda profecía, que seguramente es la más famosa de todas ellas. Al igual que el relató de Stead, años antes del hundimiento del Insumergible, en 1898, el escritor Morgan Robertson publicó un libro titulado Futility, or the wreck of the Titan (Futilidad, o el hundimiento del Titán). El escritor nos habla de un barco llamado Titán, en el que solo se pueden embarcar las personas más ricas que existen y que una fría noche de Abril se estrella contra un bloque de hielo ocasionando que se parta por la mitad y se hunda con todos a bordo. Es curioso que Robertson no solo clave el mes exacto del hundimiento del Titanic sino que también describa que  su trasatlántico tiene las mismas medidas, peso y capacidad que éste. Una coincidencia asombrosa.

lunes, 29 de junio de 2015

MEJOR NO SE EMBARQUEN CON VIOLET JESSOP



En 1911 una joven llamada Violet Jessop, de 23 años, fue contratada por la prestigiosa compañía naviera White Start Line como camarera del transatlántico Olympic. Pero hay que decir que su experiencia laboral dentro del buque no duró mucho ya que el 21 de Septiembre de ese mismo año el barco chocó cerca de la isla Wight contra el HMS Hawke, quedando irremediablemente  inutilizado. Como curiosidad indicar que el Olympic ha sido el único transatlántico que ha tenido el honor de hundir un submarino durante la Primera Guerra Mundial. Pues bien, si a muchas personas esta experiencia les hubiera hecho tener dudas sobre la idea de  volver a embarcarse, Violet no las tuvo pues un año después, en 1912, volvía a ser contratada nuevamente por la misma compañía pero como camarera de primera clase de uno de los barcos más míticos y lujosos que han existido: el Titanic. Nuestra protagonista estaba encantada con volver a poner los pies en cubierta y conocer todas las maravillas que le habían contado sobre este barco. Pero al igual que un año antes, la desgracia parecía envolver a Violet ya que en la madrugada del 14 al 15 de Abril el Titanic colisionaba contra un iceberg en aguas del Atlántico Norte. Aun así, volvió a sobrevivir pues en cuanto se dio cuenta de que el barco se iba a pique subió rápidamente a un bote salvavidas. Llama la atención que antes de que el bote fuera descendido un oficial le entregó un bebe para que también se salvara. Al igual que otros fueron salvados tiempo después por el Carpathia, pero cuando estaban a bordo una mujer, la cual decía que era su madre, le arrebató aquel bebe y ni siquiera se digno darle las gracias por haberle salvado de las gélidas aguas.

Bueno, ya llevábamos dos naufragios. La empresa White Start Line ya debería tener más cuidado sobre a quién contratan. Pero parece que en Diciembre de 1915 Violet Jessop se presentó como voluntaria para ser enfermera en el barco Britannic. Y como es natural en estos casos, volvió a ocurrir una desgracia, ya que el 21 de Noviembre de 1916 explotó la cocina. Viendo el barco en peligro Violet se tiró al agua pero con tan mala suerte que al caer comenzó a ser succionada por las hélices. Cuando un bote se acercó a ella para recogerla  fue golpeada en la cabeza sin querer perdiendo en el acto el sentido. Parecía que iba a morir ahoga pero un superviviente consiguió izarla al bote salvavidas.

Aunque tiempo después, al final de la guerra, volvió a embarcarse de nuevo en el Olympic, parece que Violet estaba algo cansada de tantos viajes ( y tantas tragedias), y en 1950, cuando tenía 63 años dejó el servicio dejando como corriculum haber sido testigo de tres grandes hundimientos. Se retiró a un pequeño pueblo inglés, Great Ashfield, Suffolk, con la idea de olvidar todas las penas que había sufrido y también con la intención de alejarse lo más posible de la mala suerte que la acompañaba. Pero como podernos ver esta maldición no quería olvidarse de ella pues según nos cuenta el escritor John Maxtone Graham en su libro Titanic Survivor:
Una noche, Violet estaba en casa y su teléfono empezó a sonar en medio de una gran tormenta. Se levantó y cuando cogió el teléfono una voz de mujer preguntó por ella. Cuando se identificó, la mujer le dijo: “¿Es usted la misma Violet Jessop que salvó a un bebe en el Titanic?”. Ella contestó: “Sí, pero ¿quién llama en medio de la noche?”. La mujer se rió y dijo: “Yo soy ese bebe” y colgó”

Ser una superviviente del Titanic siempre le marcó, y aunque quería vivir tranquilamente cuidando su terreno  y vendiendo huevos a los vecinos, más de una vez fue molestada por curiosos que se acercaban a ver a la persona que había llevado su mala suerte a los barcos en los que había trabajado. Violet Jessop murió en 1971 víctima de una insuficiencia cardiaca.