jueves, 25 de julio de 2013

LOS ELEFANTES DE LINCOLN



A comienzos de la Guerra Civil Americana, también llamada Guerra de Secesión (1861-1865), hubo muchos países extranjeros que se interesaron por este conflicto armado que no dudaron en enviar algún contingente de tropas a uno u otro bando según fueran los intereses que tuvieran éstos en aquella confrontación. Tanta pasión despertó esta guerra que los ecos de las armas llegaron a todos los rincones del mundo, como por ejemplo al lejano reino de Siam. Su rey seguía con gran intereses esta guerra y un buen día de 1862 le dijo a su hijo que se decantaba por el bando unionista (es decir el del Norte) Así que sin dudarlo un momento escribió una fervorosa carta al presidente Lincoln ofreciéndole para su causa el servicio de sus elefantes, ya que estos le podían ser muy útiles tanto en el campo de batalla como acarrando material en la retaguardia.  Junto con la carta también mandó al Presidente de Estados Unidos un buen número de exóticos presentes esperando que su propuesta fuera aceptada.

Pero a Abraham Lincoln, en cambio, no le pareció tan buena idea, así que escribió al rey de Siam una sincera carta de agradecimiento a la vez que una cortes negativa a su ofrecimiento. La misiva decía así:

“Recibí también en buenas condiciones los regalos de la realeza que acompañaban esas cartas —me refiero a una espada hecha de materiales costosos y exquisita manufactura; un retrato fotográfico de Su Majestad y la amada hija de Su Majestad; y también dos colmillos de elefante de un largo y una magnitud que indican que sólo pudieron pertenecer a un animal nativo de Siam.

”Aprecio sumamente la delicadeza en los buenos oficios de Su Majestad para enviar a este Gobierno una reserva a partir de la cual tuviéramos un suministro de elefantes criados en nuestra propio suelo. Este Gobierno no dudaría en avalar una oferta tan generosa si el objeto pudiera tener una utilidad práctica en las condiciones presentes de los Estados Unidos.

”Nuestra jurisdicción política, sin embargo, no alcanza una latitud tan baja como para favorecer la multiplicación del elefante, y por tierra, y por agua, el vapor ha sido nuestro mejor y más eficaz agente de transporte en el comercio interno”.

¿Se imaginan ustedes a una manada de elefantes cargando contra las filas sudistas en la batalla de Gettysburg?