El rey Luis XIII
de Francia (1601 – 1643) llegó al trono cuando
solo tenía nueve años y tiempo después, cuando solo tenía catorce años (1615),
lo casaron con Ana de Austria, hermana de Felipe IV, rey de España. Es decir
que debido a lo pronto que lo habían casado todavía era virgen y desconocía
como tratar a una mujer en cuestiones sexuales. Y no se sabe si debido a su
ignorancia en esas lides, o por algún tema psicológico, era incapaz de consumar
su matrimonio. Así pues fue normal que Ana de Austria enviara una carta a su
hermano explicando lo que la estaba pasando. El rey de España, a la vez elevó
una protesta al Vaticano informando de esta anomalía. Y del mismo modo el Papa
se carteó con su Nuncio en París para que buscara como solucionar este
problema. Éste, después de pensar mucho en ello, habló con un tal Robert de
Montesquiou y ambos hallaron la forma de que el rey de Francia yaciera con su
esposa y diera un heredero al país. Fue de la siguiente manera: llevaron al
monarca a una sala con una mirilla secreta con la que se podía ver otra sala en
la que había una cama. En ella estaba la duquesa de Vendome, hermana del propio
rey, haciendo el amor con su marido en distintas posturas, y ya fuera por lo rápido
que aprendió Luis XIII o por la excitación que sufrió viendo esta escena
pornográfica acudió rápidamente a ver a su esposa para practicar sexo con ella.
Eso sí, con el médico y el nuncio papal sentados a ambos lados del tálamo conyugal
comprobando que se hiciera de forma correcta.