Uno de las zonas
más famosas de Cádiz es sin duda el Barrio del Pópulo. Además de ser un sitio
ideal para tapear, también es la zona más antigua de la Tacita de Plata y en
ella, si olfateamos bien la Historia podemos encontrar una serie de placas que
nos hablan de un personaje un tanto olvidado dentro de nuestra propia
geografía. En este barrio se encuentra la Plaza de San Juan de Dios y junto a
ella la calle Pelota que conduce directamente a otra Plaza, en concreto a la de
la Catedral. Pero a mitad de camino, en medio de ese cordón umbilical, nos
hemos de detener frente al conocido Arco del Pópulo y observar a mano derecha
una placa que reza lo siguiente: Homenaje
de la ciudad de Cádiz a Jorge Juan y Antonio de Ulloa en el CCL aniversario de
su partida al Virreinato de Perú para la medición del grado del meridiano.
Observamos dicha inscripción y en seguida se nos viene a la cabeza la siguiente
pregunta: ¿Quién era el tal Jorge Juan y el susodicho Antonio Ulloa? A lo mejor
a algunos les suena el nombre de éste primero y corran a la Wikipedia a
buscarlo y a otros les venga a la mente aquellos billetes de las antiguas 1000
pesetas donde aparecía vestido con su traje de capitán de navío de la armada
española junto con unos círculos y unas
líneas un tanto complejas. Pues bien este buen hombre, cuyo nombre
completo era Jorge Juan y Santacilia (1713 – 1773) pertenecía a una generación
de marinos ilustrados que debido a su valentía y conocimientos científicos
supieron modernizar la marina española del siglo XVIII. Como muchos otros
personajes de nuestra historia, Jorge Juan y sus otros compañeros salidos de la
Academia de Guardiamarinas de Cádiz, como el ya mencionado Antonio Ulloa,
Dionisio Alcalá Galiano, o José Mazarredo, han caído en el olvido y es por eso
que la novela de José Calvo Poyato, El espía
del rey (2017), sea tan importante para recordarnos como fue aquella época
donde la Razón intentaba dejar atrás épocas oscuras y donde un hombre se
convirtió de la noche a la mañana en todo un James Bond de la época al servicio
de la corona española.
Como muy bien
indica la placa mencionada, el marino Jorge Juan junto con su compañero Antonio
Ulloa habían realizado la medición del arco meridiano terrestre en una
expedición científica hispano francesa y tras lograr su objetivo había
publicado su obra Observaciones
astronómicas y físicas hechas en los reinos del Perú en los que daba
preeminencia a la teoría heliocéntrica a la vez que demostraba que la tierra no
era redonda del todo sino achatada por los polos. Estos resultados, obviamente,
chocaron con la Inquisición que considerando heréticas las investigaciones de
Jorge Juan, imposibilitaron de este modo la publicación de su obra. Y es aquí
donde entra en el juego el todopoderoso Zenón de Somodevilla y Bengoechea, I
marqués de la Ensenada (1702 – 1781), que estaba a cargo del secretariado de
Hacienda, Guerra y Marina e Indias. Gracias a él y a la bochornosa
claudicación, por parte de Jorge Juan de algunos de sus postulados, la obra se
pudo publicar. Pero como en este mundo nada sale gratis, tiempo después es el
propio Ensenada quien manda llamar a nuestro marino para proponerle un asunto
un tanto peligroso a la vez que provechoso para los destinos de España.
Y es
precisamente en este punto donde principia la novela histórica que nos atañe.
Jorge Juan, como he mencionado antes, se encuentra en un impasse de su vida,
sin oficio ni beneficio cuando una cédula le ordena acudir a una audiencia con el
todopoderoso secretario real. La misión que éste le encarga es la siguiente: aprovechando
que la Royal Society londinense le invita a exponer sus trabajos a tan insigne
lugar, recabar información acerca de las técnicas que los marinos ingleses
utilizan para la construcción de sus barcos de guerra, además de reclutar
hombres allí, expertos en la materia marina y traerlos a los astilleros
españoles del Ferrol, Cartagena o Cádiz. Hay que recordar que Ensenada deseaba modernizar
la flota del país además de aumentar su tamaño, ya que mientras los ingleses
conseguían botar unos 100 navíos de linea, los españoles solo seis un tanto
anticuados frente a los avances tecnológicos y científicos utilizados en
Inglaterra. Jorge Juan, junto con sus
ayudantes Jorge Solano y Pedro Mora tienen que partir de inmediato y
comportarse en territorio hostil como verdaderos espías para su nación, con el
subsiguiente peligro de morir en el intento.
Para poder
completar su misión Jorge Juan ha de ayudarse de un código cifrado con el que
ha de enviar continuas cartas a España no solo para informar de sus avances sino
también para explicar cómo son los artilleros, los modos de trabajo y cualquier
cosa de importancia, por muy nimia que sea, que ayude a la construcción de navíos
de guerra. Nuestro protagonista se comporta como todo un Smiley o un James Bond
e incluso llega a transformar su apariencia con distintos disfraces. Mientras
que durante las visitas y actos oficiales a los que tiene que asistir se viste
de capitán de navío de la armada española, cuando visita los astilleros o
lugares de importancia para su misión lo hace adoptando distintas personalidades
como por ejemplo la de comerciante o librero. Jorge Juan está continuamente en
peligro y ha de estar alerta debido a los continuos ataques de sus enemigos como son el
contraespionaje inglés e incluso la propia Inquisición. En verdad una misión de
alto riesgo en la que nadie puede asegurar a nuestro protagonista que salga con
vida.
El espía del rey, es una novela
histórica de alto nivel en la que el autor, José Calvo Poyato nos lleva desde
la España ilustrada de Fernando VI hasta las calles de Londres del XVIII, de
las intrigas políticas de alto nivel de aquel tiempo, a los tugurios y muelles
donde se elaboran de manera artesanal las increíbles máquinas de guerra que
surcarán los muelles. Esta novela nos revela un episodio histórico un tanto
desconocido pero que no por ello deja de ser emocionante y por ello, y por el
buen hacer del autor, recientemente El espía
del rey ha recibido el premio a la
mejor novela histórica en el certamen literario internacional “Los Cerros
de Úbeda” al ser consideraba como la mejor novela de su género en el 2017. Sin
duda alguna una buena recomendación.