lunes, 25 de febrero de 2019

LA CATEDRÁTICA - María López Villarquide


La Universidad de Salamanca, heredera del Studium Generale de Palencia, es el centro de estudios superiores en activo más antiguo de España, además de ser  la tercera de Europa. Desde su creación allá  por 1218 en tiempos de Alfonso IX son muchos los estudiantes que han pasado por sus aulas, desde estudiantes anónimos hasta grandes celebridades como por ejemplo Fray Luis de León, Francisco de Vitoria, Fernando de Rojas, Hernán Cortes, San Juan de la Cruz, Calderón de la Barca, Azorín, y así una excelsa nómina ciudadanos ilustres. Esto era debido a la calidad de su enseñanza y a su prestigio, pues ya lo dice su lema Omnium scientiarum princeps Salmantica docet (Los principios de todas las ciencias se enseñan en Salamanca). Aunque, en descargo de la verdad también hubo alumnos de los que nada se pudo sacar y así igualmente dice otro lema a la inversa: Quod natura non dat, Salmantica non praestat (Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo añade). Pero este último caso no es aplicable al personaje que nos trae a esta humilde reseña. Se trata de Luisa de Medrano Bravo de Lagunas Cienfuegos (1484 – 1527) quien debido a su sapiencia tiene el honor de ser la primera catedrática del mundo. Durante mucho tiempo la figura de esta mujer ha caído en el olvido, como tantas otras desgraciadamente, por lo que la novela histórica que ahora les presento, La Catedrática, de María López Villarquide, sirve para recordar a la mujer de la que Lucio Marineo Sículo decía aquello de:
Tú que en las letras y elocuencia has levantado bien alta la cabeza por encima de los hombres, que eres en España la única niña y tierna joven que trabajas con diligencia y aplicación no la lana sino el libro; no el huso sino la pluma; no la aguja sino el estilo.
La novela escrita por María López narra las vivencias de esta dama que con su tenacidad y buen hacer supo derribar los prejuicios machistas de ese tiempo y poner una bandera en un terreno que parecía vedado a cualquier mujer que tuviera inclinaciones intelectuales. Nacida en Atienza (Guadalajara) Luisa Medrano provenía de una familia ennoblecida que siempre apoyó a la reina Isabel, por lo que cuando su padre y abuelo murieron en las Guerras de Granada, ésta acogió no solo a Luisa en la corte sino también a sus otros ocho hermanos. Ya que desgraciadamente la figura de Luisa Medrano ha quedado enterrada con el paso de los siglos, y además no dejó nada escrito, toda la historia que nos narra el libro la conocemos a través de la voz de otros personajes como por ejemplo la princesa Juana, Fernando de Rojas, o incluso su propio hermano Luis que llegó a ser rector de la Universidad de Salamanca. Gracias a este tipo de construcción novelesca la autora nos lleva a conocer la corte isabelina, en donde existía un gran ambiente cultural e idiomático, además las corrientes intelectuales que había en la universidad. Luisa consigue medrar en aquel mundo y con tan solo veinticuatro años, en 1508, sustituye a Antonio Nebrija como Catedrática de Gramática de la Universidad de Salamanca. Hecho que pasaría a la Historia al ser la primera en conseguirlo.
Como bien nos dice María López Villarquide no sabemos de qué manera murió Luisa Medrano, tal vez de fiebres o envenenada por algún rival, pero de lo que si tenemos certeza es que fue una mujer adelantada a su tiempo, una persona de un calibre parecido a Beatriz Galindo, La Latina, que supo imponerse a un tiempo en el que la educación parecía que solo estaba hecha para los hombres (para los que quisieran aprender, se comprende). Hay que recordar que hasta una Real Orden de 1910 las mujeres no podían matricularse libremente en una universidad y si lo hacían antes de esa fecha la decisión tenía que ser sometida a un jurado especial compuesto, claro está, solo de hombres. Por tanto Luisa fue una pionera a la que es bueno recordar en esta novela histórica titulada La Catedrática, novela que les enganchará desde el principio y con la que podrán darle voz a aquella que por su condición fue silenciada de manera injusta.