Por: José Antonio
Wolfgang Amadeus Mozart es, tal vez, el mejor músico de la historia de la humanidad. Al menos el más creativo y más revolucionario, además de ser el más famoso. De su vida se han escrito grandes biografías. Sus obras se interpretan diariamente en todos los rincones del mundo. Incluso se hizo un musical sobre el que se rodó la famosa película de Milos Forman. A través de este film tenemos la imagen de un Mozart caprichoso y ególatra. Sin embargo tuvo grandes amigos entre sus compañeros de profesión, algunos de ellos verdaderos genios, como el caso de Haydn.
Haydn y Mozart eran grandes amigos, además de admirarse mutuamente por sus composiciones. En una ocasión Mozart quiso gastarle una broma a través de una composición para ver hasta dónde podía llegar en su genialidad al tocar el piano o el clave. En la casa de Haydn le entregó una partitura dándole a entender que le gustaría escuchar dicha composición tocada por otras manos. Haydn aceptó y comenzó a tocar.
- Delicioso, amigo Mozart.
- La verdad es que he puesto toda mi alma y en verdad que suena mejor en tus manos que en las mías
Sin embargo hubo un momento en que Haydn dejó de tocar.
- Amigo Mozart, no puedo continuar tocando. Esta nota me exige tener doce dedos.
La nota en cuestión se encontraba en el centro del teclado del piano. Mozart se acercó y comenzó la pieza desde el principio y, al llegar a la fatídica nota agachó su cabeza y con la punta de la nariz tocó la tecla adecuada continuando con la interpretación hasta el final muriéndose de la risa. Haydn que conocía del humor de Mozart le dijo:
- La verdad, amigo Mozart, que no sólo pusiste toda tu alma, sino que para alcanzar tal perfección pones cada parte de tu cuerpo.
Y los dos acabaron muertos de la risa.