jueves, 30 de agosto de 2018

A LOMOS DE UN CAMELLO


En el siglo X d.C existió un personaje de lo más peculiar llamado Abdul Kassem Ismael (936 – 995) el cual tenía una gran afición: la lectura. Este gran visir del Imperio Persa tenía una biblioteca personal compuesta por unos 117.000 volúmenes escritos en árabe y farsi y siempre se lo podía encontrar leyendo ya fuera en su palacio, en un oasis, o en cualquier sitio que uno pudiera imaginar. Pero este visir sufría una gran pena, y es que debido a su cargo tenía que viajar continuamente. Así que para solucionar este contratiempo, y poder seguir leyendo allá donde fuera, creó una biblioteca ambulante compuesta por 400 camellos amaestrados. La idea original era no desprenderse de sus amados ejemplares, por lo que los enseñó a caminar en fila india, a un paso cadencioso, asignándole a cada camello una letra del alfabeto. Cada animal portaba alrededor de 300 ejemplares y estaban a cargo de un camellero-bibliotecario que también era responsable de la mercancía que llevaba, por lo que si un camello se salía de la fila o se extraviaba era severamente castigado. En cualquier momento Abdul Kassem Ismael podía solicitar un volumen y por ello los bibliotecarios del visir tenían que ser rápidos en su cometido para sí poder colmar las inquietudes intelectuales que embargan al visir.

domingo, 26 de agosto de 2018

LA EXTRAÑA MUERTE DE ESQUILO


El dramaturgo Esquilo (525 – 456 a.C) ha sido junto a Sófocles y Eurípides uno de los grandes autores del teatro griego. No solo fue un hombre de letras sino también uno de acción ya que como buen ciudadano ateniense (había nacido en Eleusis, cerca de Atenas) combatió contra los persas en las batallas de Maratón (490), Salamina (480), y lo más seguro que en la de Platea (479). Tras cosechar éxitos en el campo teatral decidió, como solían hacer muchos griegos de entonces, conocer su destino consultando el oráculo de Delfos. Al llegar allí y tras esperar su turno para saber qué le depararía el futuro, la pitonisa le vaticinó lo siguiente: “Morirás aplastado por una casa”.

Como la predicción había sido tan tajante a Esquilo le entró miedo y queriendo evitar su destino se marchó fuera de Atenas para vivir en el campo. No le gustaba entrar en las casas a las que era invitado y debido a ello durante un tiempo parece que consiguió esquivar el designio de los dioses. Pero un buen día (malo para él) el destino lo alcanzó de una manera muy peculiar. Un ave, en este caso un quebrantahuesos, estaba planeando cuando debajo de él vio una tortuga. Con un vuelo rápido consiguió atrapar al quelonio entre sus garras y se elevó en el aire con la idea de estrellarlo en una roca puntiaguda y de esta manera poder romper su duro caparazón. El quebrantahuesos, pasado un rato, observó una roca propicia y arrojó a la tortuga, con la mala suerte que no se trataba de una roca sino de la calva del propio Esquilo que en esos momentos estaba paseando por el campo. El peso del animal y la velocidad de caída propiciaron que el poeta griego muriera en el acto. Resultado: una pequeña “casa” había cumplido el vaticinio de la sacerdotisa de Delfos.

sábado, 25 de agosto de 2018

EL ORIGEN DEL MOTE CULÉ


En el futbol es normal que los aficionados pongan motes o apelativos a los equipos para reconocerlos o denigrarlos. Por ejemplo a los del Real Madrid se les moteja de merengones o vikingos; a los del Atlético de Madrid de indios o colchoneros; y a los del Futbol Club Barcelona se les llama culés. Pero ¿por qué a los de este último equipo se le conoce por este apodo? Hemos de remontarnos a principios del siglo XX ya que en esos años el F.C. Barcelona no jugaba en el Camp Nou (como hoy en día) sino en un pequeño estadio llamado popularmente La Escopidora, situado en la calle Industria. Esta situación se dio entre 1909 y 1922 y al ser un estadio en el que solamente cabían seis mil personas, muchos de los espectadores tenían que sentarse en un muro que rodeaba el campo de futbol. Parece ser que las personas que optaban por estos “asientos” cuando se sentaban se les bajaba un poco los pantalones dejando a la vista una parte del trasero, provocando que la gente que paseaba por debajo del muro les hiciera mucha gracia el ver una ristra de culos blancos. Así pues, estos viandantes comenzaron a llamar culones (en catalán cul significa culo) a los seguidores del F.C. Barcelona.

lunes, 20 de agosto de 2018

EL VERDADERO NOMBRE DE EGIPTO


Si cogiéramos una máquina del tiempo y nos trasladáramos a la tierra de los antiguos faraones, lo más seguro es que los habitantes del Nilo no nos entendieran si a su tierra la llamáramos Egipto. Éstos la llamaban Kemet que significa “tierra negra” debido a que este era el color del del limo que dejaba el Nilo en sus crecidas anuales. Esta expresión era la que se utilizaba en contraposición a Deheret o “tierra roja”, que venía a ser el desierto que se extendían más allá de las zonas fértiles. Pasado el tiempo los griegos pasaron a llamarla Aigyptos (en latín, Aegyptus) que según el geógrafo e historiador Estrabón significaba “más allá del Egeo” (Aegaeon uptiōs).

viernes, 17 de agosto de 2018

¿QUÉ ERA EL CIRCO VOLANTE?


El famoso Circo Volante hace referencia a la Jasta 11 o escuadrilla de aviones que estaban a las órdenes del aviador alemán Manfred von Richthofen, más conocido como el Barón Rojo, durante la Primera Guerra Mundial. Se le llamaba Circo Volante debido a varias razones. Una era que cada avión de la escuadrilla era de distinto color (el triplano Fokker Dr. I de Richthofen era rojo pues él quería que fuera el más visible y que atrajera a más enemigos). Y, dos, porque los aviones se trasladaban en tren allá donde los necesitaran y cuando llegaban a su destino se instalaban en grandes tiendas de campaña a modo de los circos ambulantes cuando hacían su aparición en las ciudades.