Leyendo viejas
crónicas de la antigüedad, uno se da cuenta de que debía ser muy común que mucha
gente de entonces fuera cuidada por animales en su infancia. Por ejemplo se me
viene a la cabeza la leyenda del rey Ciro amantada por una perra, o los míticos
fundadores de Roma, Rómulo y Remo que fueron acogidos por una loba cuando
fueron abandonados en medio del campo. Pues bien, a este club tan selecto hemos
de incluir a la reina Semiramis (810 a. C), que según la tradición no solo fue
la fundadora de Babilonia, sino que también fue alimentada por unas palomas. Cuentan
que cuando era pequeña fue abandonada por su madre en un lugar desierto y que
cerca de allí había un nido con palomas, quienes al oír el llanto del bebe se
apiadaron de ella y le dieron de comer. Como los humanos no comen la misma
comida que los pájaros, estas comenzaron a robar leche a los pastores que había
en los alrededores, y acto seguido transportaban el líquido en su pico, dejándolo
caer en la boquita del hambriento bebe. Y lo mismo hacían con el queso. Lo partían
con las patitas y lo depositaban igualmente en su boca. Así fueron pasando los
días, hasta que un pastor, al observar el comportamiento de las aves, siguió a
una de ellas y ¡cuál no fue su sorpresa al encontrarse con una preciosa bebita
rodeada de palomas! La recogió del suelo y sin dudarlo un momento se la llevó a
palacio. Allí fue criada y con el tiempo llegó a convertirse en la todopoderosa
reina de Asiria.
sábado, 30 de abril de 2016
viernes, 29 de abril de 2016
EL MÍTICO SUELO DE LOS BOSTON CELTICS
En 1946 el
empresario Walter Brown encargó a Anthony di Natale un trabajo de lo más
peculiar: cubrir de madera el suelo del Boston Arena para convertir esa pista
de hockey sobre hielo en el nuevo campo de baloncesto de la ciudad. El problema
estribaba en que en aquellos años, debido a las penurias que provocó la Segunda
Guerra Mundial, conseguir madera no era tan fácil ya que escaseaba bastante. Di
Natale, tras buscar arduamente, consiguió encontrar unos listones de madera de Tennessee
que habían pertenecido a unos barracones militares utilizados durante la
contienda. Sin dudarlo un momento los compró por 12.000 dólares y acto seguido
comenzó a cubrir el suelo del estadio colocando dichos listones de manera
alterna, dejando a la vista el curioso ajedrezado que tanta fama le dio. Entre
1952 y 1999 el parqué del nuevo estadio, el Boston Garden, fue testigo de las
mayores hazañas de los Boston Celtics en el siglo XX. Un año antes de terminar
el milenio, debido sobre todo al desgaste que tenía la pista, se precedió a
jubilar el entarimado y se subastaron aquellos trozos de madera por 300.000 dólares
la pieza. Pero aunque se vendió gran parte del suelo, los dirigentes de los
Boston Celtics quisieron conservar algunas secciones insertándolas en el nuevo,
con la idea de no perder una gran parte de su historia.
lunes, 25 de abril de 2016
CUANDO DIOS FUE LLEVADO A LOS TRIBUNALES
En plena fiebre
revolucionaria, el Estado Soviético decidió en 1918 que había que llevar a Dios
a los tribunales “por sus muchos
crímenes contra la Humanidad”. Pero aunque a Dios no se le puede llevar una
orden de citación eso no fue obstáculo para hacer una especie de juicio popular
con todas las garantías posibles en el que hubiera abogados, fiscales y un
tribunal en este caso presidido por el escritor Anatoli Vasilievich Lunacharski
(1875 – 1933). En la sala de justicia todo fue preparado minuciosamente y para
que el banquillo del acusado no estuviera vacío se puso en él una Biblia como
símbolo de la presencia de Dios. El juicio duró unas cinco horas y allí los
abogados y fiscales expusieron sus pruebas para salvar o condenar al acusado.
Los abogados quisieron que su cliente no fuera acusado de los crímenes que se
le imputaban alegando que no estaba en su sano juicio, mientras que la parte
contraria no paró de aportar testimonios históricos demostrando que era una
persona sanguinaria, caprichosa y que no dudaba en mandar a sus fieles a la
muerte. Es por ello que el juez de este peculiar juicio hizo caso a los
fiscales y condenó a Dios a ser fusilado por sus muchos crímenes. A las seis y
media de la mañana del 17 de Enero de 1918 un pelotón de soldados soviéticos disparó
cinco veces al cielo, mientras que en otras partes del país se fusilaban a cristos
crucificados en las iglesias ortodoxas o eran llevadas Biblias a las tapias del
cementerio para acribillarlas a balazos. Y aunque esto nos pueda parecer una
barbaridad, dieciocho años después de este hecho un grupo de milicianos hizo
una acción parecida en Getafe, en el Cerro de los Ángeles, contra la imagen del
Sagrado Corazón de Jesús. La historia volvió a repetirse.
sábado, 23 de abril de 2016
EL VOLCÁN QUE CREÓ A FRANKENSTEIN
A mediados de
1815 un volcán llamado Tambora (Indonesia) erupcionó de manera tan violenta que
provocó no solo un buen número de tsunamis por la zona de Bali y China, sino
que también, debido a su fuerte explosión, arrojó a la atmosfera una nube gigantesca
de cenizas y azufre ocasionando que ese año Europa y América tuvieran un año
sin verano. Los cielos quedaron encapotados y la luz solar no podía traspasar
el tupido velo de oscuridad que se cernía amenazador. Pasado un año, el 16 de
Junio de 1816, debido a ese mal tiempo y al ambiente frio que se cernía sobre
Europa un grupo de eminentes escritores, como Lord Byron, Percy B. Shelley, su
amada Mary Shelley, y John Williams Polidori, se vieron obligados a permanecer
tres días encerrados en una mansión llamada Villa Diodati, a orillas del Lago
Lemán, a la espera de que escampara. Pero aunque estuvieran atrapados no hubo
tiempo para el aburrimiento. Allí, arracimados frente a la chimenea pasaron
unas veladas deliciosas hablando de historia, literatura, contando chismorreos,
y leyendo historias de fantasmas. Animados por estas lecturas, y para pasar el
rato, alguno de los presentes, seguramente Lord Byron, propuso un juego: que
cada uno escribiera una historia de terror en un día, para luego juzgar cual
era la mejor. Aquellos cielos negros, el silbido del viento en los ventanales y
la lluvia que repiqueteaba en los alfeizares fueron el acicate perfecto para
que aquella mágica noche salieran dos historias clásicas e imprescindibles de
la literatura universal: Polidori escribió El
Vampiro, obra con la que creyó ganar. Pero la joven Mary Shelley no solo pergeñó
una gran novela sino que también dio vida a todo un icono del terror: Frankenstein o el Moderno Prometeo. Y
todo gracias a un lejano volcán que no paraba de arrojar lava y rocas a cientos
de kilómetros de distancia.
viernes, 22 de abril de 2016
EL MEJOR MES PARA UNA BODA
Durante gran
parte de la Edad Media no estaba bien visto en los reinos cristianos que la
gente se bañara a menudo, pues hacerlo de continuo era considerado cosa de
musulmanes y herejes que pecaban contra natura. Solo podían hacerlo una o dos
veces al año, y esto si lo recomendaba el médico del lugar. Los meses
preferidos para realizar esta costumbre eran los de Mayo y Junio ya que eran en
esos días cuando apretaba el calor y apetecía más darse un chapuzón fresco. Lo
normal, sino se tenía un rio cercano, era llenar una tina de agua hasta arriba
en la cual se bañaba primero el padre, seguido por los hijos varones, después la
madre y finalmente las hijas y los bebes, con lo cual los últimos que se
bañaban lo hacían en un agua muy negra y nauseabunda, con el peligro añadido de
coger cualquier enfermedad.
Este ritual,
además, se aprovechaba para acudir a una boda. Supuestamente toda la familia se
había bañado al completo y estaba limpia y reluciente, pero, claro está, un
solo remojón al año no escondía el mal olor de los contrayentes. Así pues la
novia, para disimular la tufarada que iba dejando tras de sí, portaba en sus
manos un ramo de flores (como se hace en la actualidad) con la esperanza de que su mal olor corporal
no hiciera huir a los asistentes. Pero hay que advertir que éstos tampoco
estaban indefensos pues era norma en esos saraos portar abanicos de tela o
plumas perfumadas con la idea de repeler su falta de higiene o la de sus
vecinos.
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