Su restauración ha costado mucho tiempo y dinero (alrededor de 1,2 millones de euros) pero su finalización ha valido la pena. Aunque ahora, hasta finales de 2011, esta alojado en el Patio del Palacio de Carlos V pronto volverá a su hogar, La Alhambra y nos asombrará la belleza de esta pieza esencial dentro del arte islámico andalusí.
Su localización original se sitúa dentro del Patio de los Leones, en La Alhambra, construido por el sultán Mohamed V en 1377 y destinado como harén. No hay que confundir la palabra harén con el lugar donde vivían las mujeres y concubinas del sultán sino con un “lugar privado” donde su realeza podía descansar con tranquilidad. La planta de este patio es hexagonal y fue concebida como un autentico paraíso terrenal. En el centro del patio se alojó La Fuente de los Leones para que con el ritmo de su agua pudiera serenar los espíritus más intranquilos.
Esta fuente procedía de la casa del Visir Yusuf Ibn Nagrela. Se trata de una gran taza (gracias a la última restauración ha aparecido el poema original de ibn Zamrak que circunvala toda la fuente) que se asienta sobre 12 leones hechos del más puro mármol de Macael (Almería). Éstos fueron construidos entre 1362 y 1391 y recientes estudios han demostrado que todos no son iguales, sino que cada ejemplar es único, pues nos encontramos con que esta manada esta compuesta de seis machos y seis hembras.
No solo ha fascinado a los visitantes la composición prestancia de estos felinos sino que incluso se les ha dotado de un simbolismo de lo más curioso. Unos opinan que los leones representan los doce signos del zodiaco, mientras que otros dicen que simbolizan las doce tribus de Israel. Para más inri decir que los cuatro canales donde cae el agua al lado de la fuente se ha querido ver también como los cuatro ríos del paraíso.