Menos mal que uno de los inventores del cinematógrafo Louis Lumière no trabajaba de publicista, pues cuando unos periodistas le preguntaron qué futuro preveía a su nuevo aparato él, de forma rotunda dijo:
-Mi invento podrá ser disfrutado como curiosidad científica… pero comercialmente no tiene el más mínimo interés.
Como podrán ver, era un vendedor nato.