lunes, 5 de diciembre de 2011

CARPANTA



Si uno abre el diccionario de la RAE, y busca la palabra carpanta, verá que significa: hambre violenta, galbana, flojera, pandilla o trulla de gente alegre o maleante. En verdad que el mejor calificativo que le podríamos asociar a nuestro personaje es el primero, pues siempre esta hambriento y con ganas de encontrar un buen pollo para llevarse al gaznate. Carpanta, como muy bien sabe todo el mundo, y seguramente es lo primero que les habrá venido a la cabeza, es un personaje de historieta creado por el dibujante Escobar y que salió por primera vez en la revista Pulgarcito en 1947.

Si uno lo mira bien es un hombre de edad indefinida, bajito, con nariz gorda y una barbita mal afeitada. Es un mendigo que no tiene trabajo fijo (a veces lo hemos podido ver haciendo trabajillos sueltos como reportero, soplón de botellas o buscador de tesoros), que suele vivir bajo un puente, algunas veces compartido con un perro llamado Manduca, y que se dedica sobre todo a “sablear” a sus poco amigos, como al orondo Protasio, para llevarse un poco de comida a la boca. Una de las cosas que más destacan en su figura es su vestimenta: camiseta a rayas, cuello alto hasta la barbilla, con pajarita y sobre la cabeza su peculiar sombrero de canotié. La idea de crear este personaje le vino a Escobar cuando una vez le invitaron a un restaurante y no pudo comer nada debido a unas agudas anginas que le provocaron un hambre atroz. Fue tanto el éxito que cosechó que pronto la editorial empezó a recibir envíos de comida y dinero para que Carpanta pudiera comer caliente cada día del año.

Los antecedentes de Carpanta los podemos hallar en las tiras de prensa de C.D. Rusell de la mano del personaje Pete The Tramp (1932) en plena época de la Depresión, e incluso en nuestro país puede tener su origen en los protagonistas de las novelas picarescas del siglo XVII. Pero ante todo, a pesar del humor que desprende las viñetas de Escobar, encontramos un fiel reflejo de la dura situación que se vivía en plena postguerra tras la Guerra Civil. Al principio las tiras cómicas tenían una fuerte crítica, pero para evitar la censura se tuvo que suavizar esa “crítica” y cambiar un poco los argumentos. Por ejemplo en vez de decir tengo hambre, Carpanta empezó a llora porque “tenía apetito”, pues según la prensa oficial del momento en aquella España ningún hogar pasaba hambre.