Nada más terminar la Guerra Civil se pudo ver que España estaba en la ruina. Desecha material y psicológicamente parecía que el país no podía tener ningún futuro, y fue en ese mismo momento tan trágico cuando, después de apagarse el fuego de los fusiles, pudo verse el brillo de un par de ojos de cristal de un nuevo juguete que haría que los niños vislumbraran con optimismo la vida que tenían por delante. El 11 de Noviembre de 1940 nacía la Mariquita Pérez, diseñada originalmente por la aristócrata Leonor Coello de Portugal, asociada con Pilar Luca de Tena, y el juguetero Onil Bernabé Molina.
Esta muñeca que siempre vestía de punta en blanco, tuvo tal impacto que sus creadores no dudaron incluso en darle vida propia, siendo Mariquita hija de la noble vasca Marta Carvajal y Goicoechea y el fino oficial andaluz José Antonio Pérez de la Escalera. Ambos padres le darían una refinada y cristiana educación (muy a gusto del Régimen) junto con su hermano Juanin Pérez, convirtiéndola en hija modelo durante todo el franquismo. La Mariquita Pérez era el sueño dorado, sobre todo, de todas las niñas españolas pero era también un deseo muchas veces irrealizable debido a su alto precio, pues costaba alrededor de 100 pesetas, frente a las cinco que costaba su competidora la muñeca Pepona, cuando el sueldo mínimo era de 10 pesetas diarias. Es por ello que una gran mayoría de estas muñecas fueran a parar a gente adinerada del movimiento o a personas que se quitaran el pan de la boca y ahorraran duramente meses y meses para ver la sonrisa de su hija el día de Reyes Magos.
La Mariquita Pérez fue un fenómeno social en cualquier ámbito. Aunque muchas niñas no pudieran tener su adorada muñeca la podían oír en canciones y programas de radio, verlas en espectáculos visuales y pararse ensimismadas frente a los vistosos escaparates de las tiendas donde las Mariquitas lucían sus vestidos en auténticas revistas de moda. Era tal su fama que muchos famosos no dudaron en tener una, fueran estrellas españoles como Marisol o extranjeras como Grace Kelly, Eva Perón o por ejemplo Gina Lollobrigida entre otras. Pronto tuvo otras compañeras muñecas como Gisela, Cayetana o Mari Ló pero nunca la hicieron sombra en el imaginario infantil. Mariquita Pérez, la muñeca que siempre vestía bien, estaba preparada para cualquier evento de alto copete como una fiesta o picnic en un club de campo, esquiar en las nevadas cumbres de Suiza o tomar el sol en la adinerada Costa Azul. Todo un mundo para ella.
Pero el tiempo empezó a jugar en contra de Mariquita pues aunque se modernizara y cambiara sus vestidos y peinados de continuo pronto el progreso quiso quitarla de en medio. Llegaron nuevos materiales, formas de venta y otras muñecas más modernas a mediados de los años setenta (Nancies y Barbies) que la quisieron dejar en el olvido. Actualmente parece que se quiere lanzar de nuevo al mercado y sacarla del ostracismo en que se halla entre baldas de museos o jugueterías de antiguo, pues Mariquita Pérez no fue solamente una simple muñeca de quita y pon sino todo un símbolo de una época en que los sueños solamente costaban 100 pesetas.