Elvira Menéndez, gallega, escritora, guionista y actriz. Es una autora dedicada al mundo de la literatura infantil y juvenil, aunque también ha realizado incursiones en el género de la literatura histórica.
El libro gira en torno a la figura de Mencía de Calderón, mujer del Adelantado del Río de la Plata: Juan de Sanabria. Relata las vicisitudes de Doña Mencía al llevar a un gran grupo de jóvenes casaderas al Nuevo Mundo. Describe los larguísimos preparativos para una gran travesía, tanto políticos como logísticos con mucho detalle. Relata la larga travesía con las dificultades propias del mar, muchas mujeres jóvenes juntas en poco espacio sin nada que hacer, una tripulación pendenciera y hasta piratas
La autora nos habla muy bien de las costumbres de la época, como lavarse una vez al año, costumbre propia de cristianos “viejos” pues el acto de lavarse incita a la concupiscencia y la lascivia, y era asunto de infieles.
Ya en el Nuevo Mundo, continúan las aventuras y las intrigas, las conquistas y las vicisitudes para lograr los casamientos adecuados y el poder político deseado por los participantes del viaje masculinos.
La opinión de los españoles respecto a los indígenas y sus costumbres sorprende, aunque no tanto paro los que somos fans de Cienfuegos.
Desde el momento de conocer a los personajes ya intuyes lo que les va a pasar y aún así quieres seguir leyendo para disfrutarlo. Los presenta con pinceladas sutiles pero firmes, poco a poco, sin que te des cuenta. Hace que resulten simpáticos. Por ejemplo mientras Alonso discurre por las callejuelas empedradas de Salamanca cual Lazarillo o Buscón con las trapacerías propias de los zagales de su edad, Ana, se prepara para ser una buena esposa en el Nuevo Mundo. Tal vez sus historias se entrecrucen a la vez que se comparan…. Pero Ana, adelantada a su época gracias a su padre, es transgresora al leer todo lo que cae en sus manos, aunque sea a escondidas. En contrapunto Alonso puede leer lo que desee y también lo hace cuando tiene ocasión sin que nadie se lo critique.
El lenguaje es sencillo, fluido, con definiciones a pie de página de palabras típicas de la época que han caído en el olvido y desuso, un detalle muy bueno que se agradece.
Es previsible, aunque engancha desde el primer capítulo. Se ve el comienzo y se intuye el final. Pero, lo importante es el viaje intermedio.
Reseña: Olga