Los amantes del cine, entre los que me encuentro, siempre recordaremos con agrado una película de John Huston titulada Evasión o Victoria (1981) Ésta nos narra la increíble historia de un equipo de fútbol reclutado durante la Segunda Guerra Mundial en un stalag de prisioneros aliados, el cual ha de enfrentarse en un emocionante partido a otro combinado de jugadores alemanes en el estadio parisino de Colombes. Si no la han visto le recomiendo que le echen un ojo porque les va a encantar. Pero, ¿y si les dijera que un hecho parecido inspiró al director estadounidense para hacer su película?
Durante el verano de 1941 la Wehrmacht en su imparable Operación Barbarroja había conseguido capturar un millón de prisioneros durante el embolsamiento hecho a la ciudad de Kiev. Y, aunque parezca curioso, en aquellos momentos de desesperación y sangre alguien siguió pensando en el fútbol. Tuvo la idea de agrupar en un solo equipo llamado Start a un grupo de prisioneros ucranianos, la mayoría de ellos antiguos jugadores profesionales del Dinamo y el Lokomotiv para jugar una gira de partidos contra otros equipos o selecciones de países ocupados, como Hungría o Rumania.
Victoria tras victoria, este equipo empezó a ser famoso por media Europa. Cada regate a lo imposible y goles de triunfo hacían que los seguidores locales se sintieran eufóricos. Pero lo que era alegría para unos, para los nazis era motivo de enfado y humillación. En el décimo partido se enfrentaron contra un equipo alemán formado en su mayoría por soldados de la Luftwaffe (fuerza de aviación) Después de un vibrante partido el Start volvió a ganar, y aunque después del encuentro ambos equipos se hicieron una foto juntos, esta victoria fue la gota que colmó el vaso de los jerifaltes nazis. Así que después de aquello no hubo más partidos y pasaron a disolver el equipo pues no podían consentir que aquellos prisioneros sacaran las vergüenzas de la raza aria. Por lo tanto, y como estas personas no conocían más idioma que el de la violencia, atraparon a los jugadores del Start y los castigaron de la manera más sádica que conocían: a cinco los torturaron hasta la muerte y los fusilaron, mientras que otros tras romperles las piernas los quedaron incapacitados para siempre, quitándoles lo que más querían, es decir su amor por el fútbol.
Aunque la historia verdadera es más triste que la del cine ¿no vale la pena recordarla igualmente?