Bien sé que soy mortal, una criatura de un día. Pero mi mente sigue los serpenteantes caminos de las estrellas. Entonces mis pies ya no pisan la tierra, sino que al lado de Zeus mismo me lleno con ambrosía, el divino manjar. (Ptolomeo)
Vamos a utilizar la imaginación. No se asusten por la palabra pues el mundo del que hablaremos tiene buena parte de fantasía y sueños de inmortalidad. Piensen en una noche estrellada de verano, calida y tranquila, sin nubes. Un hombre, algo peludo y jorobado sale de una cueva vestido solamente con un taparrabos y se sienta en una roca. No puede dormir y como todo está oscuro lo único que puede hacer es mirar arriba. Encima de él, andando sinuosamente, una plateada estela surca el éter estrellado. Nuestro antiquísimo antepasado se queda pasmado pues nunca había presenciado algo así. ¿Qué es? ¿Lo he de temer? No sabe por qué pero se pasa horas allí, ya no esta adormilado, al revés, rebosa de sueños pues quiere saber más…
Si no se dan cuenta acaban de asistir al nacimiento de una de las grandes ciencias de la humanidad: La Astronomía. La diosa curiosidad la engendró. Aunque pensemos que el estudio del Universo que nos rodea es algo exclusivo de científicos encaramados a observatorios, esta disciplina tiene más elementos terrenales de lo que creemos. No es fácil encontrar ensayos cercanos sobre este tema, así que la aparición en el mercado de Breve historia de la Astronomía, de Ángel R. Cardona, editado por Nowtilus, es importante debido a que ahora, en estos momentos, podemos disponer de una excelente guía para conocer cual fue la trayectoria de esta ciencia a través de los siglos, cómo fue enfocada en los distintos pueblos de la historia, y sobre todo cuáles han sido los avances de la astronomía antes y en la actualidad. El autor nos invita a un fantástico viaje por el brillante camino de la Vía Láctea y nos lanza al increíble espectáculo de la cosmología. Ángel R. Cardona abre el telón de su obra hablándonos de la arqueoastronomía y de cómo fue concebido el estudio de los cielos en las culturas de la antigüedad desde las construcciones megalíticas pasando por Egipto, Grecia, Roma, China, y los increíbles cálculos realizados por los pueblos precolombinos, mayas, aztecas e Incas. Un tiempo en que los primeros astrónomos combinaban ciencia y religión e imaginaban un universo plagado y fecundado de y por dioses, habitado por casas celestiales, a la par que realizaban iniciales estudios matemáticos que descubrían los primeros pasos de una ciencia cuasi mágica. Pero el tiempo de los misticismos empezó a declinar en la Edad Media y aquel ferreo geocentrismo pasó a un segundo plano frente al incipiente heliocentrismo de Copérnico demostrando que no somos el centro de un brillante universo estelar sino una pequeña parte del puzzle. El autor nos enseña cómo a partir de este momento la astronomía sufre un boom de grandes genios que modelan este arte: Galileo Galilei con su telescopio; Brahe y Kepler con sus matemáticas; o las leyes de la dinámica celeste de Newton, que hacen que esta ciencia pase de la adolescencia a una incipiente madurez de ideas y descubrimientos. Es en estos momentos apasionante de lectura cuando esta obra comienza a deslumbrarnos y a enseñarnos que el viaje no ha hecho más que empezar y que una explosión de nuevas ideas surgen a nuestro alrededor pues vemos los estudios que existen en estos momentos, sabremos qué fue el Big Bang, qué son los agujeros negros, cómo esta diseñado el Universo e incluso nos atreveremos a soñar sobre si existe vida en el espacio, más allá de nuestros ojos e ilusiones.
Y esto es solo un pequeño fragmento de las maravillas que podemos encontrar en Breve Historia de la Astronomía. Uno de las cosas que más va a sorprender al lector es descubrir que hablar sobre este tema no es aburrido sino muy entretenido, pero claro esta, para gozarlo ha de tener la premisa inicial de ser atrayente y bien contado, y es este el punto fuerte de la obra de Ángel R. Cardona, pues no solo esta enfocado a los expertos en el tema sino sobre todo a los más amateur en el asunto estelar. He de reconocer que yo no soy un gran experto en astronomía, e, inconsciente de mí, le tenía gran respeto. Pero nada más empezar a voltear las primeras páginas me sentí abducido por lo didáctico de la lectura y lo entretenida que era. Además, otro de los puntos fuertes, es que Breve Historia de la Astronomía va a gustar tanto a los amantes de la historia, como a los que esperan encontrar un compendio esencial de astronomía contada de manera sencilla a la vez que erudita. Historia y Ciencia se fusionan para crear un gran ensayo, y para animar a que nada más terminarlo uno se sienta impelido a subir un poco la vista del vasto suelo y alce sus pupilas a la bóveda celeste y compruebe las maravillas que se expanden sobre nosotros.