Junto con Paco,
abreviatura de Francisco, España ha destacado por una abundancia de Pepes, es decir,
del apelativo de los Josés. Muchas personas importantes de la Historia de
nuestro país han llevado este nombre sin ningún problema, ya que, fíjense,
incluso la primera constitución española, la de Cádiz de 1812, se la motejó
desde el principio como La Pepa ya
que fue aprobada un desapacible día de San José, quedando así para la
posteridad. Pero ¿de dónde viene este apelativo? Como en muchos casos la
Iglesia tiene la culpa pues al esposo de
la Virgen María, siempre se le ha reconocido como Pater Putativus, es decir que aunque era esposo de la madre de Dios
no era verdaderamente el padre original de Jesucristo. Vamos, que encima de que
a San José se le ha compuesto un buen número de villancicos jocosos, también la
iglesia lo considera un padre postizo.
Los curas y
frailes, para no tener que estar todo el rato escribiendo lo de Pater Putativus en las partidas de
nacimiento o en los libros religiosos optaron por abreviarlo a P.P después del nombre. Los padres del
bautizado, como muchas veces eran iletrados, les gustaba aquella denominación y
así pronto el pueblo empezó a llamarlo Pepes. He aquí el motivo por el que a
todos los Josés se les llama así.