Entre 1592 y
1594, los teatros de Londres estuvieron cerrados debido a la peste. Ninguno
podía abrir por miedo a que la peste afectara a los concurrentes a las obras
pues muchas veces aquellos lugares eran algo estrechos y en algunos casos mal
ventilados. Es por ello que muchos escritores, por miedo a arruinarse, se
fueron a otras ciudades u otros países a escenificar sus obras. Pero este no
fue el caso de Shakespeare que pacientemente espero a que se reabrieran los
teatros practicando sus dotes no teatrales a través de la poesía. Uno de
aquellas composiciones se llamaba Venus y
Adonis (1593) y la otra La violación
de Lucrecia. Ambos, curiosamente, dedicadas a la misma persona: lord Henry
Wriothesley, tercer conde de Southampton, mecenas principal de muchos
escritores de su época.
Muchos críticos
literarios actuales creen que entre Shakespeare y el conde de Southampton hubo
más que una amistad literaria. Se basan primeramente en el apasionamiento de
los sonetos amorosos que escribió a su amigo, y, en segundo lugar, en la
curiosa dedicatoria que puso en la edición no impresa de estos poemas en 1609, ya
que estaban dirigidos a un tal W. H.
Si se demostrara que esta dedicatoria no es casual se probarían muchos misterios
existentes alrededor del Bardo de Avon como por ejemplo su supuesta
bisexualidad, y las continuas referencias misóginas que aparecen en muchas de
sus obras.