Para explicarles
de donde viene esta expresión les voy a contar una bonita leyenda griega.
Según el poeta y dramaturgo Aristófanes
en la Edad de Oro los hombres no estábamos configurados como ahora sino que
nuestro cuerpo estaba hecho de distinta manera: en la cabeza teníamos dos caras
una a cada lado y también poseíamos cuatro brazos y otras tantas piernas a
ambos lados. Estos seres podían contener a dos hombres, dos mujeres o un hombre
y una mujer, y aunque pueda parecer que se movían con dificultad la
compenetración entre estas dos mitades era perfecta. Eran tan magníficos, que
la soberbia les hizo levantarse contra los dioses del Olimpo comenzando así una
guerra que duró milenios. Zeus, el padre de los dioses, cansado de este conflicto
decidió solucionarlo por la vía rápida por lo que empezó a soltar rayos a
diestro y siniestro desde las alturas produciendo que aquellos cuerpos se dividieran
en dos partes. El castigo por haberse creído superiores a los dioses fue que
los humanos resultantes vagaran por toda la tierra buscando su otra mitad pues
aunque antes eran uno nunca habían podido verse las caras. Y es por ello que
todavía hoy mucha gente anda buscando por todo el mundo a la pareja ideal con
quien quieren pasar el resto de su vida.