sábado, 10 de mayo de 2014

LA HISTORIA DE JOHN HENRY



La Revolución Industrial no solo trajo al mundo un futuro mejor, sino también un montón de miedos y recelos por parte de los trabajadores que veían como una sola maquina podía hacer el trabajo de diez hombres a la vez. Hasta los mismos caballos también supieron ver que con el tiempo serían sustituidos por potentes engendros de hierro a vapor. Pues bien, de estos recelos nació uno de los mitos más importantes de los Estados Unidos: la historia de John Henry y su lucha contra las máquinas. Cuenta la tradición que John nació como esclavo en Missouri en 1840 y ya desde su más tierna infancia quiso trabajar en el acero, sobre todo construyendo ferrocarriles por toda América. Y lo consiguió, ya que cuando se acabó la Guerra de Secesión consiguió un puesto de peón en una empresa ferroviaria, siendo el mejor y más rápido clavando al suelo los rieles por donde pasarían las futuras locomotoras.

En este punto la historia se bifurca según quien la cuente. Así que optaré primeramente por la narración más común y finalmente les pondré la historia alternativa. Se dice que una vez que estaba trabajando en la línea férrea entre Chesapeake y Ohio el dueño de la empresa, para agilizar el trabajo, consiguió comprar un martillo a vapor pues pensaba coloraría los clavos en menos tiempo ahorrándose a la vez un montón de salarios. Los trabajadores viendo el problema que se les venía encima decidieron protestar, pero el dueño no les hizo caso, hasta que un día John Henry se presentó ante él y le retó  a una competición: él contra la máquina. Si ganaba no habría suplantar a ningún trabajador, y si en cambio perdía la empresa podía hacer con ellos lo que deseara. La competición consistía en que ganaría aquel que martilleara el mayor número de rieles y los clavara al suelo fijamente. Según parece John Henry consiguió, gracias a sus brazos de hierro, fijar más rieles, pero cuando terminó murió de un ataque cardiaco (algunos dicen que de un derrame cerebral).

En cambio otros opinan que cuando la empresa Talcott (pues así se llamaba) estaba colocando la línea ferroviaria entre Chesapeake y Ohio se toparon con una gran montaña conocida como El Gran Ben (Big Ben Mountain). Al intentar excavarla murieron más de 1000 trabajadores además de que se estaba tardando tres años en intentar llegar al otro extremo. Un día se presentó en la obra un vendedor de martillos a vapor y consiguió convencer al capataz de las maravillas de aquel invento. Al igual que la historia anterior los trabajadores sintieron temor por sus puestos de trabajo y John Henry aceptó también el reto de vencer a la máquina. Ya no solo se trataba de fijar rieles sino también de terminar de perforar la montaña. Aquel titán de ébano ganó e igualmente murió al final, aunque aquí esta versión añade una nota melancólica ya que cuando sus compañeros aupaban el cuerpo sin vida de su compañero el martillo a vapor seguía trabajando hacia delante emitiendo un lúgubre pitido simbolizando de esta manera como las máquinas no tienen corazón.