Un error lo
puede tener cualquiera, pero a veces existen fallos tan mayúsculos que es
normal que al producirse un mandamás le eche a uno una buena charla. Pues esto
mismo es lo que le paso a Dick Rowe, encargado de la sección de música popular
del sello discográfico Decca Records. El día 1 de Enero de 1962, después de
escuchar durante una hora a un grupo de jóvenes cantantes amateurs llamados The
Beatles (¿les suena de algo?) acabó echándoles del estudio por considerar que
su música nunca se iba a poner de moda y que tocaban bastante mal. Tiempo después,
cuando el cuarteto de Liverpool se hizo más famoso que el propio Jesucristo, el
jefe directo de Rowe le echó una bronca tan grande que estuvo a punto de
arrojarlo por las escaleras de la discográfica. Pero como a veces cuando se
cierra una puerta, Dios abre una ventana, este mismo hombre tuvo la suerte de
patrocinar a otro grupo de música que con el tiempo también dio algo que hablar: Los Rolling Stones. ¡Menos
mal que esta vez no se le ocurrió rechazarlos!