Nada más
acabarla Guerra Civil Española, uno de los problemas más graves que sufrió la
población española fue la carestía de alimentos y por supuesto el hambre que
consumía a la gente y que muchas veces lo llevaba a la muerte. Aquellos
primeros años los españoles se las tuvieron que ingeniar para encontrar algún
alimento, ya fuera a base de las insuficientes cartillas de racionamiento o
bien a través del ilegal estraperlo. Pero no solo el españolito medio debía ser
listo sino que también los nuevos dirigentes habían de contentar a la población
a base de medidas que paliara esta pobreza. Llama la atención que muchas veces
esas medidas fueran de lo más absurdas a la vez que fantasiosas como la de
atiborrarles a base de bocadillos de delfín, que consumieran solamente el plato
único, o que prepararan la famosa tortilla de patatas sin huevos ni patatas.
Atención, cojan papel y bolígrafo y prepárense para tomar nota de este peculiar
plato inventado por Ignasi Doménech y publicado en su libro de recetas Cocina de recursos (1938):
El secreto está
en las naranjas. Se sustituyen las patatas por lascas remojadas extraídas de la
capa blanca que separa el tierno gajo anaranjado de la piel. Por otro lado el
aceite también se sustituye por unas gotas de aceite, cuatro cucharadas de
harina, diez de agua, una de bicarbonato, una pizca de pimienta molida, sal y
un colorante para darle el tono a la yema. Todo esto se bate bien fuerte hasta
que toma apariencia de huevo batido (huevo imaginario, claro está), y se le
añaden las mondaduras de naranjas, previamente escurridas y maceradas. Finalmente
se fríe en la sartén y ¡listo! Un plato digno de cualquier Carpanta.