Si uno ve la
película Centauros del Desierto se
dará cuenta de que es un film que comienza con la apertura de una puerta, a la
llegada de Ethan, y termina con el cierre de la misma al alejarse el
protagonista en dirección a un destino incierto. Es por tanto una película
cíclica, redonda, con una construcción parecida a la de los cuentos tradicionales. Pues bien este hecho también ha
ocurrido en otra situación, y en otro lugar que no tiene nada que ver con un
cuento sino más bien con una historia de terror: La Guerra Civil Americana, o
Guerra de Secesión que se desarrolló entre 1861 y 1865. Permítame que les
explique: la primera gran batalla que se produjo en aquel conflicto fue la de Bull Run, en la localidad de Manassas. Por
circunstancias de la vida un hombre llamado Wilmer McLean tenía cerca de allí una casa y tuvo la desgracia de que uno de los
proyectiles se colara en la cocina de su casa y le destrozara la mitad de su
hacienda. Así que McLean dejó rápidamente de ser espectador y viendo que su
vida y la de su familia peligraban decidió huir de aquel lugar “hacia donde
nunca pudiera alcanzarle el sonido de una batalla”.
Pasaron los años
y los otrora estados de la Unión se desangraban en una lucha estéril entre
hermanos. El 9 de Abril de 1865 el general confederado Robert E. Lee viendo que
la guerra estaba perdida decidió rendirse y concertar una entrevista con su homologo del
Norte, el general Ulysses S. Grant para así, de este modo, discutir el acuerdo
de paz que acabara con aquella sangría. ¿Y sabéis donde se realizó esa
reunión?, pues nada más ni nada menos que en una mansión situado en Appomattox
(Virginia) que curiosamente era propiedad de ¡Wilmer McLean! Por tanto podrán observar
como la Guerra de Secesión comenzó en la cocina del pobre Wilmer y terminó en
el salón familiar de un hombre al que siempre le perseguía la guerra allá por
donde fuera.