Una de las imágenes
que más ha popularizado la Historia del Cine es la de cientos de apurados
accionistas e inversores que debido al crac económico de 1929 deciden tirarse
desde la ventana de su despacho a la calle. Incluso existen películas cómicas
en las que hasta aparecen colas de estos desgraciados arrojándose en riguroso
orden. Pero hay que decir, en honor a la verdad, que esta escena ha sido exagerada
al máximo, convirtiéndose en una leyenda típica de la época. Según parece entre
el 24 de Octubre de 1929 y hasta el final de año de unos 100 suicidios que se
produjeron solo cuatro se debieron al hecho de arrojarse al vacío desde una
ventana o azotea. E incluso para ser más precisos solamente dos de esos cuatro
se produjeron en Wall Street, en concreto se trató del contable Huida Borowski
que se arrojó desde una planta 40, y de un empresario de productos agrícolas,
G. E. Cutler que igualmente se tiró pero desde el despacho de su abogado. Aun
así hubo muchos otros suicidios de toda índole, pero no como nos lo ha descrito
el cine, ya que parece darla impresión de que esos días había que andar con
cuidado por el centro financiero de Nueva York no fuera a ser que te cayera
alguien encima.