En un mundo en
el que no existía internet, redes sociales y en el que la mayoría de la gente
era analfabeta, la única manera de conocer las noticias que se producían era a
través de los comentarios de los vecinos y familiares. Pero si uno quería saber
más acerca del Imperio debía acudir a la verdadera red social de la ciudad, en
este caso a los llamados Mentideros de Corte. En Madrid había varios, por
ejemplo el más grande se encontraba a la entrada de la calle Mayor en las
gradas del convento de San Felipe, construido en 1546, en donde incluso también
se reclutaban soldados para los tercios de Flandes. En la calle León nos
encontrábamos con el de Representantes. Y en los patios del Alcázar (hoy
Palacio Real) se hallaba el mentidero de las losas del Palacio. En cualquiera
de ellos la buena gente de Madrid acudía a escuchar las noticias que unos y
otros decían, siendo las de los covachuelistas o funcionarios de palacio las
más apreciadas. En los mentideros se hablaba y discutía de cualquier cosa, ya
fuera acerca de la familia real, como de los asuntos bélicos que hubiera más allá
de nuestras fronteras. Aun así muchas veces, por no decir la mayoría, las
noticias se trufaban de embustes y fantasías pervirtiéndose el mensaje
original. Por eso aquellos lugares acabaron llamándose mentideros pues casi
todo lo que se decía eran fabulaciones y mentiras.