Me
llamo Mathilde Kschessinska, y fui la bailarina rusa más importante de los
escenarios reales. Pero el mundo en el que nací, el mundo para el que me
educaron, ha desaparecido, y todos los actores que representaron papeles en él
han desaparecido también…
El pueblo
ruso nos ha dejado cientos de grandes recreaciones artísticas en cualquier
campo de la intelectualidad. Al igual que la extensión de sus verdes estepas,
el arte en la Madre Rusia esta dentro de cada ciudadano de aquella fértil
tierra. Grandes compositores ha dejado en la música su huella inmortal mientras
que otros grandes escritores, pintores, escultores y arquitectos han sabido
dejar en el tiempo el sello de su genialidad. Pero sobre todo, por encima de
todas estas clases culturales ha sobresalido, como una perla dentro de una
concha la danza y el baile, muestra del espíritu creativo, sublime en su alegría
y triste en su destino. Y como anillo final donde se forja ese espíritu
aquellas tierras zarinas nos han dejado el Ballet Ruso Imperial donde
bailarines y bailarinas se alzan al cielo con vuelos de fantasía pareciendo que
desafían las leyes de gravedad y de belleza natural. Es pues en este mundo
donde la delicadeza es un rasgo esencial, donde se desarrolla la novela La
verdadera historia de Mathilde K, de Adrienne Sharp, que nos ofrece un gran
fresco de la época imperial rusa y los azares creados por la Revolución Rusa.
¿Y quién
mejor que una grácil bailarina para introducirnos en el fascinante mundo del
ballet y su historia en fechas históricas tan cruciales? La autora, Adrienne
Sharp se inició en el ballet cuando solo tenía siete años de edad educándose en
la prestigiosa academia Harkness de Ballet de Nueva York. A la par que movía
las piernas por los escenarios también se gradúo con buenas notas en seminarios
de escritura obteniendo una beca Henry Hoyns de la Universidad de Virginia. A
partir de ahí ha sido invitada a diferentes facultades para enseñar su estilo
de escritura. Entre sus obras destaca White Swan, Black Swan, The
Sleeping Beauty (como se puede observar todas obras relacionadas con el
mundo de la danza) y esta última que tengo entre manos La verdadera historia
de Mathilde K publicada por Roca Editorial en 2011.
En esta
última novela, la autora se centra en la figura de la anciana Mathilde
Kschessinska, que desde el bohemio y esperpéntico París de los años 70 evoca
con su cascada voz su vida como prima ballerina del Ballet Imperial
Ruso. A través de sus vivencias, esta grácil y augusta dama nos remonta en el
tiempo y nos lleva de la mano a una época dorada y decadente a la vez en donde el lujo de los zares se solapa con
la pobreza de un pueblo ruso a punto de estallar. Mathilde K. comienza su
narración en 1872 cuando viene al mundo cerca del nevado y brillante San Petersburgo ingresando pronto en la
afamada academia de danza de la ciudad. Allí nos narra como eran las
bailarinas, como vivían, cuales eran los ejercicios que realizaban, y sobre
todo las relaciones amistosas y amorosas con los otros bailarines de los que
estaban separadas para evitar fugas románticas. Allí en la academia, donde
tantos intereses tenían los nobles, cae en gracia a la familia imperial
comenzando una relación con el joven Nicolás, heredero de la familia Romanov,
lo que la llevará a codearse con las altas esferas monárquicas. Esta relación
creará dos destinos distintos en los jóvenes pues mientras uno esta destinado a
ser zar ella solamente será la gran bailarina rusa fundiéndose en ambos el
poder y el arte.
El
acercamiento a la clase dirigente por parte de Mathilde K. permite a la autora
mostrarnos como era aquella Rusia que se dirigía sin saberlo a los momentos más
emocionantes de su época contemporánea: los últimos coletazos del sistema
imperial de los zares, los comienzos de la Revolución Rusa, y finalmente la
vida triste de aquellos exiliados realistas que se alejaron de la Madre Rusia desperdigándose
por toda Europa en un infausta migración. La autora, con un estilo y forma muy
parecido a aquella otra novela de Arthur Golden Memorias de una Geisha,
noveliza un auténtico tratado sobre el final de los zares y el mundo que se
abrió por la cerrazón de Nicolás II al no atender a los requerimientos de su
pueblo. Y eso es precisamente lo que lastra algo el libro pues en muchos casos
el peso de la historia, casi un ensayo, resta algo de brío a la novela en sí
habiendo algunas confusiones de forma. Por lo demás, la novela se deja leer de
corrido, teniendo como auténtico valor la recreación de una época y un mundo ya
perdidos. Un mundo que se pierde entre las brumas de las nieves de los Urales y
el peso de la hoz y el martillo.