Para saber de cuándo viene esta palabra, que según muy bien nos dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua significa ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo, hay que remontarse a 1780, a la misma Guerra de Independencia de Estados, cuando el coronel de milicias Charles Lynch (1736 – 1796) junto a un grupo de hombres detuvo a una serie de personas acusándolas de conspirar contra los intereses americanos y urdir oscuros complots para que éstos fracasasen. Tras su detención Lynch decidió llevar a los reos frente a un jurado popular para que los acusasen de traición y posteriormente ejecutarles, pero cuál no fue su sorpresa cuando tras dicho juicio el juez los absolvió al considerar que no eran culpables de los hechos que se les imputaban. Lynch no digirió bien la sentencia y días después, todavía bastante enfadado por el veredicto, comenzó a perseguir a estas personas junto a su milicia para darles una paliza y ahorcarlos sin juicio previo. Por tanto, desde entonces la palabra linchar viene a ser sinónimo de tomarse la justicia por su mano por parte de un grupo de personas encolerizadas hasta que acaban con la vida de una persona. Y también en la actualidad linchar es igualmente sinónimo de hostigamiento y persecución hacia alguien por sus ideas, acciones u opiniones.