Por: José Antonio
Juan de Herrera fue el último arquitecto de la obra del Monasterio de El Escorial. De este hombre se han escrito ríos de tinta de hechos verdaderos y falsos. Su vida fue en sí una leyenda que la costumbre popular ha convertido en mito. Se trata de una de las figuras del arte renacentista y destacan, sobre todo, las soluciones que dio a través de las cúpulas planas. Su otro oficio, el de matemático, influyó mucho en la obra de El Escorial y en otras fábricas como la Iglesia de la Asunción de Valladolid.
Estando don Juan en plena obra de El Escorial con el rey Felipe II supervisando las obras. Al llegar al actual Panteón de los Reyes, que tiene el techo plano, el rey se sorprendió de esta solución y le dijo al arquitecto:
- Este techo se va a derrumbar. Para evitarlo tendrás que poner una columna en medio
- Majestad, todos los cálculos están realizados para que no se derrumbre –respondió Juan de Herrera.
- ¡Eso es imposible! –gritó el rey-. Os aseguro que tendréis que ponerla.
Una vez finalizada la obra del Monasterio, Felipe II recorrió todo el edificio y, al llegar al Panteón, vio que había una columna sosteniendo el techo. Sonrió y le dijo al arquitecto:
- Veis cómo yo tenía razón. Había que poner una columna.
- Siempre tenéis razón Majestad –respondió Juan de Herrera.
Y, tras decir esto, se adelantó a la columna y la apartó de una patada. Se trataba de una columna de papel y no sostenía nada.
- Siempre tenéis razón, Majestad –repitió y sonrió.
Y a día de hoy el techo no se ha derrumbado.