He aquí una carabanchelera de pro, pues Juana María Ignacia Teresa de Cabarrús, nació en Carabanchel Alto el 31 de Julio de 1773, y fue tan importante en la historia contemporánea que se la ha conocido con muchos nombres siendo el más conocido como Nuestra Señora de Termidor. Por ello es de justicia que la recordemos para que su talla histórica no caiga en el olvido.
Era hija del conde español Francisco Cabarrús, y gracias al elevado puesto que ostentaba, pues era ministro de finanzas de Carlos III, pudo costearla los estudios en Francia consiguiendo de esta manera una gran cultura que deslumbraría a todo el mundo. En 1778 se casó con el joven marqués Jean-Jacques-Devin de Fontenay llevando una vida meridianamente tranquila hasta que llegó la Revolución en 1789.
Teresa sintió desde el principio cierta simpatía por los ideales revolucionarios, algo que no gustó nada a su noble marido, por lo que pidió el divorcio en 1792. Se trasladó a Burdeos pero fue detenida y llevada a prisión en espera de lo peor, pues siendo ella misma noble su cabeza estaba en peligro. Pero por allí se encontraba el famoso Tallien, uno de los principales jefes de la Comuna de París, que enseguida se sintió atraído por su belleza convirtiéndola en su propia amante. Pero aunque pronto estuvo libre nuevamente fue detenida y llevada a la prisión de Force donde se la condenó a muerte. Desesperada mandó una carta a Tallien, la cual produjo fulminantemente la caída de Robespierre el 9 de Termidor. Es por ello por la que se la conoce como Nuestra Señora de Termidor.
Su carrera en la vida llegó a su cenit con el Directo donde tuvo una influencia espectacular siendo el centro de todas las tertulias y fiestas. En 1794 se casó con Tallien, pero aun así, y siguiendo la moda, tuvo varios amantes entre los que destaca el general Hoche, el político Barras y el poderoso banquero Ouvrard. En aquellos buenos tiempos formo un trío espectacular de belleza e inteligencia con Josefina de Beauharnais, y Juliette Recamier, llegando a ser llamadas como Las Maravillosas.
Pero su estrella empezó a declinar con el comienzo del Imperio pues Napoleón la aleja de todas las reuniones y salones imperiales por su conducta escandalosa. Por ejemplo se decía que se bañaba con zumo de frutas. En 1802 se divorció de Tallien, casándose posteriormente en 1805 con François Joseph de Riquet de Caraman, conde de Caraman, principe de Chimay (region Valona). Siempre le fue fiel.
Allí, en 1835, acabaría sus días esta testigo excepcional de uno de los hechos más importantes de la historia, La Revolución Francesa. Conoció todas sus fases sobreviviendo hasta al mismísimo Napoleón. Una vida que en verdad mereció ser vivida.