Ya antes de lo
hechos que voy a proceder a contarles, a principios del siglo XX existieron
personas como el obispo de Plasencia, Francisco Jarrín, el deán de la Catedral,
José Polo Benito, o el hispanista Maurice Legendre en 1910, que habían
denunciado las condiciones deplorables en que vivían las gentes de la zona de
Hurdes, al norte de Extremadura, rodeados de enfermedades, miseria y
analfabetismo. Esta situación era tan alarmante que el hispanista hizo campaña
entre los intelectuales de su tiempo para que constataran en primera persona
aquella terrible situación en la que malvivían los jurdanos. En 1913 el mismo
Legendre junto con Miguel de Unamuno visitaron la comarca, y como resultado de
ese viaje en 1922 Gregorio Marañón junto con los médicos Bardaji y Goyanes
encabezaron una Comisión Sanitaria para ver en que podían paliar esta
situación.
Pero el informe
que presentaron ante Alfonso XIII fue tan demoledor, que éste decidió ir en
persona a las Hurdes para ver con sus propios ojos en que estado de miseria se
encontraba aquellas gentes. Este periplo comenzó el 22 de Junio de 1922 cuando
el rey, acompañado de Gregorio Marañón, algún que otro ministro y ayudas de cámara
salieron de Madrid. La primera parada la hicieron en Villar de Plasencia cuando
tuvieron que abandonar los automóviles en donde iban y tomar unos caballos pues
el camino por donde debían transitar no era propio de vehículos a motor sino de
cabras. La comitiva, rodeada de una gran expectación paso por los pueblos de La
Zarza, El Casar o Granadilla. Allí descansaron por la tarde y el alcalde
aprovechó la ocasión para presentar al monarca al hijo del poeta Gabriel y
Galán el cual había podido estudiar Derecho en el Escorial gracias a una beca real.
Después de una colación siguieron camino y cuando se hacía de noche llegaron a
Casar de Palomero en donde Alfonso XIII durmió en la casa de Acacio Terrón (actualmente
esta casa tiene una placa que anuncia este hecho).
El día 23 la
comitiva real siguió recorriendo la zona visitando las pedanías, villorrios y
pueblos donde el rey pudo observar la gran ruina en que se encontraban las
Hurdes. En Casares de las Hurdes pasaron la última noche y el 24 tras atravesar
Valle de las Baruecas y enfilar hacia Salamanca por la Sierra de Francia
emprendió regreso a Madrid. Pero aunque Alfonso XIII se conmovió hasta lo más
profundo por las situaciones que había vivido, todas las promesas hechas no fructificaron
pues en nada cambió el modo de vivir de los jurdanos. La única consecuencia positiva
fue la publicidad que se dio al viaje del monarca en todos los periódicos
españoles dando a conocer la gran pobreza de las Hurdes. En 1932 el cineasta
Luis Buñuel filmó el documental Tierra
sin Pan que denuncia el abandonó de la zona, e incluso todavía en 1944 el
hispanista Legendre siguió denunciando esta situación. Actualmente Las Hurdes
es una zona que ha cambiado muchísimo, destacando la belleza de sus paisajes y
la historia de unas gentes que tanto sufrieron en aquellos años de miseria y
enfermedades.