Es uno de los
grandes misterios del antiguo Egipto, y aunque hoy gracias a películas como las
de la saga La Momia o El Rey Escorpión (2002) se haya
relanzado su figura, la existencia de este rey-faraón es todo un enigma que todavía
las arenas del desierto no nos quiere desvelar. Empezaremos diciendo que este Rey
Escorpión no se encuentra en ningún
listado de reyes efectuados por los escribas. La primera vez que su nombre
salió a la luz fue durante las excavaciones arqueológicas realizadas entre 1896
y 1898 por J. Quibell el cual halló una maza de piedra en Hieracompolis (cerca
de El-Kab) en el que aparecía en relieve un hombre con la corona del Alto
Egipto (lo que demuestra que el Nilo todavía no estaba unificado) inaugurando una
especie de canal de riego. Pero lo que más llamó la atención al arqueólogo fue
que este hombre tenía delante de su cara un escorpión y encima una flor roseta
de siete pétalos, que en el periodo predinástico era el símbolo de los
gobernantes. El hallazgo quedó en el olvido y actualmente este muro se
encuentra en el Ashmolean Museum en Oxford.
Pero un nuevo
descubrimiento realizado cien años después, precisamente en 1988, por un grupo
de arqueólogos alemanes volvió a traer a la vida el mito de aquel Rey Escorpión.
En un cementerio de Abydos se halló una tumba subterránea en el que había un
total de doce estancias. Y a pesar de que esta tumba había sido saqueada varias
veces aquellos arqueólogos también encontraron enterrado un cetro, símbolo del
poder real, y unas 400 vasijas de origen palestino que tenían dibujado un
escorpión. Aquel grupo de aventureros creían haber encontrado al verdadero Rey
Escorpión, pero tras analizar las tumbas se dieron cuenta de que habían errado
en su hipótesis ya que no encontraron el nombre del rey allí enterrado. Lo
único que sacaron en claro fue que aquella tumba había sido excavada cien años
antes de la I Dinastía (3200 a.C), lo que los arqueólogos denominan Dinastía O.
Por lo tanto, el mito de un rey fuerte y poderoso todavía es un misterio
envuelto en una nube de conjeturas y elucubraciones.