La pena de
muerte más famosa en Estados Unidos hasta el siglo XIX fue la horca o el
linchamiento, pero a partir de entonces la primera fue perdiendo adeptos debido
a que se la empezó a considerar “un método cruel de ejecución”. Durante
aquellos años muchas personalidades pidieron a los distintos gobiernos que buscasen
una manera más humana de acabar con la
vida de un condenado a muerte. Uno de ellos fue el inventor Thomas Alba Edison quien
convenció al alcalde de Nueva York para que utilizase la electricidad como
método “instantáneo, indoloro y desprovisto de todo barbarismo”. Desde
entonces, mucha gente ha creído que estas declaraciones fueron una mancha negra
en el historial de Edison, pero actualmente se ha descubierto que todo fue un
montaje para conseguir más publicidad, pues en sus discursos siempre dejaba
claro que la mejor energía para la nueva máquina era la corriente alterna, precisamente la que utilizaba su rival George
Westinghouse. De esta manera el astuto inventor asociaba la muerte con el tipo
de electricidad que empleaba su competidor.