El origen de
esta expresión hay que buscarla en el pundonor que tuvo el torero Francisco de
Paula Joaquín José Montes Reina (1804-1851), más conocido como Paquiro, durante una corrida. Este
torero, originario de Chiclana de la Frontera, y gran innovador de la Fiesta Nacional, toreó
cierta vez en Bilbao, pero tuvo la mala suerte que le salió un toro bueyancón,
basto, poco acto para el lucimiento. Y donde otros muchos compañeros de oficio
hubieran desistido con un par de capotazos nuestro protagonista quiso sacarle
partido al asunto y derrochó toda una serie de movimientos que arrancaron una
gran ovación al público presente. No se tiene constancia si lo sacaron a
hombros por la puerta grande, pero si se sabe que cuando acabó la corrida
estaba muy cansado, y viéndolo uno de sus subalternos le dijo: “Maestro, s’ha
pasao usté porque er publico eze no zabe na de toros”. A lo que Paquiro
respondió: “Hombre, alguno habrá entre tanta gente que sepa algo de toros”. Pero
el aludido volvió a decir con tono agrio: “Maestro, uno ya habrá…”. Paquiro
entonces, todo tieso de orgullo, le
respondió: “Pues pa ese toreé yo, ea”.