Durante la
Primera Guerra Mundial era muy común encontrar en el interior de las trincheras
no solo a los soldados sino también a sus mascotas, como por ejemplo perros y
gatos, que a lo largo de la contienda demostraron su valor junto a sus dueños.
Pero llama la atención que uno de aquellos animales que sobrevivieron a aquella
locura de barro y sangre fuera un babuino llegado de uno de los lugares más
alejados del Planeta: Sudáfrica. Allí, al comienzo de la guerra, un granjero
llamado Albert Marr se alistó en la 1ª Brigada de Infantería de Sudáfrica junto
a su babuino Jackie. Ambos fueron trasladados a Egipto, y muy pronto éste se
convirtió en la mascota del regimiento. Y claro, aquello conllevaba una serie
de responsabilidades pues muy pronto Jackie aprendió a desfilar, saludar a sus
superiores e incluso se le acabó proporcionando su propio uniforme con el que
entrar en combate. Hecho que ocurrió muy pronto pues en 1916 Albert y Jackie
recibieron su bautismo de fuego en el Norte de África. Albert fue herido de un
balazo en un hombro y cuando los camilleros se acercaron a su posición
encontraron a Jackie que lo estaba acunando mientras le lamia la herida para
que se curara.
Después de aquello
el regimiento fue trasladado al corazón de la guerra, Europa, y allí lucharon
en distintas batallas, pero en 1918, durante un fuerte bombardeo a las
posiciones del regimiento, estuvo a punto de terminarse las aventuras de Albert
y Jackie. Parece ser que los soldados sudafricanos no tenían un lugar donde
refugiarse por lo que el babuino, de manera muy inteligente, había empezado a
construirse un parapeto con piedras para protegerse. Pero una bomba cayó cerca
de ellos y la metralla los hirió de gravedad. Cuando los camilleros se
acercaron a recoger a los que creían muertos se llevaron una gran sorpresa al
ver que Jackie, con una pata desgarrada, seguía apilando piedras de manera automática para
proteger a su amo inconsciente. Esta heroicidad no solo le valió ser ascendido a cabo sino que también le fue
concedida la medalla al valor. Aunque por desgracia aquellos honores no le valieron para recuperar la pata que le tuvieron que amputar.
Ambos fueron llevados
a Inglaterra y mientras duraba la guerra se dedicaron a viajar por el país recaudando
fondos para los soldados heridos que regresaban del frente. De esta manera
aprovechaban la gran popularidad que había alcanzado Jackie. Cuando se acabó la
contienda Albert y su babuino regresaron a su granja en Sudáfrica y ambos disfrutaron de su condición de héroes
hasta el 22 de Mayo de 1921 cuando el pobre Jackie murió.