Una de las
escenas más famosas del cine la podemos hallar en la película Ben-Hur de 1959, en donde un apaleado y
destrozado Juda Ben-Hur sueña con vengarse de su antiguo amigo Messala, el cual
le ha convertido en un esclavo destinado a morir en las galeras del cónsul Quinto
Arrio. Pero en honor a la verdad hay que señalar que históricamente esa escena
es algo inexacta ya que en la antigüedad la marina romana casi nunca usaba esclavos
como remeros. Gran parte de la flota estaba compuesta por tropas auxiliares que
con su duro trabajo ansiaban obtener la ciudadanía romana tras 26 años de duro
alistamiento. Fueron muy pocas las ocasiones en que se necesitaron esclavos
para hacer el trabajo de los futuros romanos. Un ejemplo de ello lo podemos ver
cuando Octaviano necesitó mano de obra esclava para que sus naves fueran más
rápidas y mortíferas que las de su enemigo Sexto Pompeyo.