¿Sabías que el
primer restaurante giratorio de la Historia se construyó en la antigua Roma? Un
buen día el emperador Nerón (37 – 68 d. C) pensó que sería divertido celebrar
sus opíparos banquetes en un recinto que diera vueltas sobre sí mismo dentro de
su famosa Domus Aurea. Así puse mandó llamar a los arquitectos Celer y Severus
quienes tras oír las ordenes de su señor no dudaron en ponerse manos a la obra.
¡Más le valía hacerlo! La futura sala medía unos 16 metros de diámetro y se apoyaba
en su centro sobre una columna de cuatro
metros de diámetro, a la vez que otros cuatro mecanismos esféricos, movidos por
un sistema hidráulico, permitían que girara poco a poco. Para que todo fuera
del gusto del excéntrico emperador esta sala o coenatio rotunda estaba decorada con todo el boato que hubiera.
Según Suetonio: “En los comedores existen techos revestidos de placas de marfil
móviles por las cuales se pueden tirar flores y regar perfumes. El comedor
principal era una rotonda que giraba día y noche como el espacio exterior”.
Desde luego debía ser espectacular, a la par que mareante.