¿Sabías que
cuando Abraham Lincoln ganó las elecciones presidenciales de 1860 todavía no lucía
su pelicular barba? En las imágenes y fotos que se hizo durante la campaña
electoral podemos observar que su rostro aparece sin barba, rasurado, pero
cuando vemos otras hechas unos meses después durante su toma de posesión, en
cambio ya podemos verle luciendo una robusta barba. ¿Qué ha sucedido durante
esos meses? Y sobre todo ¿por qué se la dejó? Pues esencialmente porque se lo
pidió una niña de 12 años llamada Grace Bedell. Un día esta jovencita mientras
leía el periódico de su padre se fijo en que en una de sus páginas aparecía el
rostro de Abraham Lincoln y con cierta pena pensó que era muy feo, ya que el
tener el rostro afeitado le hacía parecer mustio, sin vida y que con ello no atraería a ningún
votante. Es por ello que el 15 de Octubre de 1860 le envió una carta diciéndole
que mejoraría mucho su imagen si se dejase barba y que si así lo hacía le
prometía que su padre y sus cuatro hermanos le votarían. Días después el mismo
Abe le contesto agradeciéndole que pensara en él y que se pensaría lo de dejarse
crecer la barba. Pero se lo debió de pensar a fondo ya que cuando ganó las
elecciones y tomó posesión del cargo ya la portaba. Abraham Lincoln nunca
olvidó aquel gesto y un día se reunió con su pequeña amiga para agradecerle sus
consejos. En la actualidad los habitantes de Westfield erigieron una estatua inmortalizando
el mismo momento en que se encontraron.