¿Cuántas veces
no habremos dicho la expresión la biblia
en verso como sinónimo de aburrimiento al escuchar una charla soporífera o
al leer algún documento intrincado? Muchas, me imagino. Pues bien el origen de
este dicho hay que buscarlo en la figura del escritor y abogado barcelonés José
María Carulla y Estrada (Igualada, 1839-Granada, 1912). Una de las funciones de
este buen hombre, además de defender a sus clientes, era la de ser asesor del
Papa Pio IX, y tan devoto era del Santo Padre como de la Santa Madre Iglesia
que en honor a ella decidió poner en verso los 66 libros de la Biblia (es decir
39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo) Como se podrá ver era un trabajo de
titanes y es por eso que nuestro asesor solo pudo concluir los cuatro primeros.
Pero mientras que la Santa Sede le otorgó la Cruz del Mérito en reconocimiento
a su ingente labor, la obra, por otro lado, no tuvo mucha acogida entre el
público ya que entre los lectores y en las reuniones de literatos y aficionados
a la literatura se consideraba que el estilo de José María Carulla era
farragoso y estaba lleno de ripios insufribles. Es decir un auténtico tostonazo
que nadie podía soportar. De ahí nació la expresión “La Biblia en verso” para decir
que un discurso u obra escrita es muy aburrida y difícil de digerir.