El 11 de
Septiembre de 2001 se produjo en la ciudad de Nueva York uno de los mayores
atentados terroristas de la Historia cuando varios aviones comerciales,
secuestrados por miembros de la red Al Qaeda, impactaron contra las Torres
Gemelas provocando la muerte de más de tres mil personas y una buena cantidad
de desaparecidos. Aun así hay que aclarar que este hecho desgraciado no fue el
primero que se produjo en la Gran Manzana. El 28 de Julio de 1945 un bombardero
B-25 Mitchell, pilotado por el coronel William F. Smith, que hacía la ruta
Boston-Newark (Nueva Jersey) se perdió al sobrevolar la ciudad debido a la
espesa niebla que había. Desoyendo los avisos que le daban desde la torre de
control el piloto prefirió seguir volando confiando en su pericia a los mando y
aunque consiguió esquivar varios edificios llegó un momento en el que se
encontró delante de él con un auténtico titán. Se trataba del Empire State
Building. Imposible de sortear. A las 9:40 el bombardero se estrelló a una
altura de 278 metros provocando un enorme boquete en el piso 79 de ese rascacielos.
En total murieron 14 personas, incluyendo la tripulación, debido sobre todo a
la gran explosión que se produjo en el momento del impacto y a la combustión de
gasolina posterior. Hay que señalar que el accidente no hizo peligrar la
estructura del edificio (si hubiera golpeado en un pilar se podría haber
derrumbado) por lo que al lunes siguiente volvieron abrir las oficinas del rascacielos
sin ningún problema.