domingo, 11 de agosto de 2019

SI LO HACE EL REY LO HACEMOS NOSOTROS TAMBIÉN


Normalmente en las cortes reales, por lo menos en tiempos pretéritos, las costumbres y modas que establecía el rey solían ser seguidas por todos sus cortesanos. Unas veces con ganas de agradar al monarca y otras obligados bajo pena de quedar aislados del poder real. En tiempo de los Austrias, en España, pasaba de igual manera. Un ejemplo: hubo un tiempo en que el emperador Carlos V pasó una temporada en la ciudad de Barcelona pero por desgracia suya, nada más llegar allí, comenzó a sufrir unos fuertes dolores de cabeza. Pasaban los días y éstos no remitían por lo que se mandó llamar a los médicos para que aliviaran las penas del monarca. Después de estudiar esta dolencia y de hacerle un chequeo completo llegaron a la conclusión que la mejor manera de aliviar sus dolores era raparse la cabeza. Y aunque esto no sirvió de nada, los nobles y cortesanos que había a su alrededor decidieron también cortarse el pelo. Ya sea porque pensaron en que era una moda pasajera o porque de esta manera se solidarizaban con su rey lo cierto es que hubo un tiempo en que la ciudad de Barcelona se llenó de gente a quien le brillaba la calva y de peluqueros que se enriquecieron de la noche a la mañana.