martes, 20 de septiembre de 2011

HÉROES DE ÉBANO 2: JUAN DE PAREJA



Unos dicen que nació en Sevilla en 1606, y otros que en Antequera y que era morisco. Pero lo que todo el mundo conoce, o desconoce, es que era el esclavo del maestro de pintores Diego Velázquez (1599-1660) y que junto a él aprendió la técnica pictórica que le sirvió para entrar en el olimpo de los artistas.

No se sabe cuando entró a formar parte de la propiedad del Sevillano, pero la primera noticia que tenemos de él la vemos cuando firma un poder en 1642 como testigo de un pleito entablado por la defensa de un oficio de escribano. Los trabajos originales de Juan junto a Velázquez fueron esencialmente el de ayuda de pintor, moliendo los colores, preparando los lienzos… y aprendiendo los secretos del arte pictórico a escondidas mientras veía a su maestro enarbolar el pincel con mano diestra. Parece ser que Juan Pareja no había sido el único esclavo negro de un pintor pues parece ser que era uso común entre aquellos compañeros de profesión. Por ejemplo Francisco Pacheco, maestro de Velázquez tenía un esclavo turco algo tostado, y su condiscípulo Francisco López Caro tenía otro esclavo negro. Era una auténtica moda en Sevilla.

Juan Pareja obtuvo su libertad el 23 de Noviembre de 1650 cuando acompañaba a su amo en el segundo viaje que efectuó Velazquez a Roma en donde pintó con mano maestra su famoso retrato. Allí podemos ver a Juan  mirándonos de perfil, de forma altiva y segura, vestido con capa y valona con encajes de Flandes. Esto hace pensar a muchos estudiosos que este retrato tan íntimo encaja más con un estudio preliminar que hizo Velázquez para el futuro retrato de Inocencio X. Esta libertad no la consiguió totalmente hasta cuatro años después pues aunque su amo lo había libertado de palabra, le había puesto la condición de que ésta estaría condicionada si durante cuatro años no cometía ningún robo ni tropelía alguna. En cambio existe una leyenda que nos dice que el verdadero artífice de la manumisión de aquel esclavo negro fue el propio Felipe IV. Parece ser que Juan de Pareja sabía que cuando el maestro abandonaba el taller, el rey se presentaba a escondidas y se ponía a curiosear los lienzos de su pintor de corte. Por ello, un día que sabía que iba a ir su majestad, escondió uno suyo entre los demás y esperó a que entrara el curioso Felipe. Efectivamente cogió su cuadro y lo estuvo mirando un rato, pero nuestro protagonista, que igualmente estaba escondido detrás de una columna, no pudo soportarlo más y saliendo se arrodilló delante confesándole que él era el autor y que no le dijera nada a su amo pues sino le castigaría con una buena cantidad de varas en la espalda. El rey no cumplió su palabra y se lo contó todo a Velázquez, pero diciéndole que no podía consentir que un artista como aquel fuera un esclavo y que fuera liberado de inmediato. Cosa que efectivamente así ocurrió.

Después de dejar a su antiguo señor volvió a España y decidió establecerse por su cuenta y ser un pintor autónomo. De esta manera desplegó todas sus artes pictóricas ocultas y aplicó a sus lienzos un estilo propio, aunque parecido en algo al de Velázquez, mezclando técnicas barrocas con finas líneas italianas. Un ejemplo de ello lo vemos en la obra maestra: La Vocación de San Mateo (1661) en donde incluso podemos ver a un Juan de Pareja escondido detrás de los personajes principales.


Siguió trabajando incansablemente hasta que falleció en 1670 imprimiendo con mano firme su rúbrica de antiguo esclavo dentro de un orbe de grandes y legendarios maestros.